Tiempo

El tiempo es mi mejor amigo y mi peor enemigo. El tiempo ambiguo del esquizofrénico, el tiempo que fumas, el tiempo que soñamos, el tiempo viajado, el tiempo obsesivo felizmente vivido por un servidor y otros más; el tiempo otorga el valor… valor para hablar de comics, de ideas, de “absurdos delirantes”, de parodia, de cine, de intentos, de música, del fin del mundo, de playas vírgenes ochenteras suicidas. En fin, el tiempo es quien definirá este rollo que hoy mismo inicia e incita a la banda a que lo visite, lo juzgue, lo ame, lo odie o las dos cosas. La pertenencia digital me quitaba el sueño.

martes, 25 de febrero de 2014

Notidisparates:

Mientras el sol radiante de un día de febrero entra por nuestras ventanas en la otra ventana vemos la “recaptura” –después de 13 años- del enemigo público del mundo,´a los otros pueden verlos en la lista de Forbes. Al estar demasiado cargados de hazañas, persecuciones y operaciones mediáticas se nos hace imposible creer que uno de los hombres más buscados sea aprendido “limpiamente” en un hotel de Mazatlán (tierra de Infante, de balas y mujeres hermosas); piensen, es como la cacería del que no quieres cazar, no, hasta el momento indicado, hasta que el perseguido diga “ahora sí”. La señal, una reunión de marco financiero en un lugar tan lejos de ser odisea de un chorizo verde, puro rojo ahora. El premio Nobel de la Paz juega golf, mientras que el otro hace evidente su sapiencia de Mercado: “millones en español, trillones en inglés…”, un coleccionista implacable de pifias. Lo que no es una pifia, ni broma es la ingobernabilidad, el Estado fallido que ahora es Michoacán. Ese pueblo que inherentemente trae en la sangre el levantamiento, la resistencia, la cuestión es que, para armar conflicto es primordial el financiarlo ¿Quién inyecta el financiamiento? ¿Es otra novela revolucionaria como en la que se convirtió el EZLN? El tiempo, mejor dicho el olvido lo dirá.
Es difícil, complejísimo diferenciar entre lo real y lo irreal en esta sociedad-holograma en la que vivimos, ahí yace el asunto. Parece ser que quienes habitamos este cuerpo celeste vivimos en diferentes mundos, cada uno a conveniencia o refugio; yendo de Ucrania a la Olimpiada, de Colombia a Venezuela: el pajarito ya no le habla a Maduro y sí las cadenas televisivas como CNN, sí, el perfecto momento para entrar en una nación que colapsa entre el circo de un Bolívar de cuarta y una Derecha que le urge, le mata mover su petróleo con el país del norte (se tardó mucho Irán, Rusia, hasta el mitopoyético Chávez se les murió). Total, el pueblo, o la mitad de éste está hasta la madre, echarle sal a la herida traerá beneficios jugosos para algunos.
Y el cártel, no el de Sinaloa ni el crítico Templario ni el del zorro, sino el cártel del Estado haciendo reacomodos, capturando al más malo de los malos, redactando las últimas líneas de una historia que terminará como deben acabar las buenas historias, atrapando al malo. Hay una veintena de familias que les recuerdan que sería bueno capturar a aquellos que abrieron fuego en una comunidad guerrerense masacrando a más de veinte personas entre los que había mujeres y niños (vaya nota que no es nota).
Y el sol radiante permanece, en disimulo ante tanta vuelta de tuerca, ante tanta circunstancia que es difícil de cartografiar. El sol decide entonces seguir con un su milenaria tarea, dar luz. No se le puede tapar con un dedo, no se puede callar el bullicio si es tierra que se alimenta de lamentos –y de mentiras-, no se puede ocultar entre tanta luz que te da respuestas que por lo regular te van quemando o, mejor, que te deslumbran y entonces, pierdes la capacidad de diferenciar entre la verdad y la supra-verdad.



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