Desde hace muchos años, por razones que no vienen a cuento, soy entendida en el arte de los filtros y pócimas; así pues dediquéme a la busca de yerbas indispensables para el destilado de las sustancias que turban los sentidos y engendran visiones; luego a fabricar cielos y a sumir en la inconsciencia a todos los anacoretas de esta región. Ahora viven todos en activo y santo sonambulismo y soy yo la capitana de los dormidos. Comprende: ellos viven en la santidad, yo me hago cargo de las culpas.
Galaor: “Comprendo que es infame privar de la voluntad a estos decepcionados ansiosos del paraíso…”
Urganda: “¿No me crees buena?”
Galaor: “Te sé artera”
Urganda: “Contigo no lo seré, tú elegirás. Mira, te dejaré una pócima que te hundirá hasta el paraíso, y podrías optar entre morir de sed o someter tu voluntad a los sueños apacibles y gozosos de la sinrazón.”
La farmacéutica aproximó una pequeña jarra con un líquido rojizo a la jaula de Galaor.
Urganda: “Dentro de tres días cuando el sol vibre en el cenit, comprenderás mis buenas razones y preferirás el sueño al martirio; la obligada penitencia iluminará tu débil entendimiento y comprenderás cuán bondadosa ha sido la masiva intoxicación de estos desdichados… En todo serás un anacoreta que martiriza su carne; que no sea tu voluntad reducirte a pagar tus pecados, es lo menos importante… Pero, bien visto, ya que te ves forzado a la última mortificación, arrepiéntete de tus pecados y prepárate para subir a la gloria de la sinrazón interna, placentera, incoherente.”
Nota: Inicio con esto lo que vendré haciendo de vez en vez, es decir, postear pequeños fragmentos de novelas, escritos, ensayos, etc. Que me han –y me siguen- volando los sesos… Galaor de Hugo Hiriart; también altamente recomendables: Discutibles fantasmas y Sobre la naturaleza de los sueños del mismo autor.
fenomenal blog un saludo de hileras de cipres...
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