Tiempo

El tiempo es mi mejor amigo y mi peor enemigo. El tiempo ambiguo del esquizofrénico, el tiempo que fumas, el tiempo que soñamos, el tiempo viajado, el tiempo obsesivo felizmente vivido por un servidor y otros más; el tiempo otorga el valor… valor para hablar de comics, de ideas, de “absurdos delirantes”, de parodia, de cine, de intentos, de música, del fin del mundo, de playas vírgenes ochenteras suicidas. En fin, el tiempo es quien definirá este rollo que hoy mismo inicia e incita a la banda a que lo visite, lo juzgue, lo ame, lo odie o las dos cosas. La pertenencia digital me quitaba el sueño.

domingo, 17 de enero de 2010

Los cielos de la sinrazón




Desde hace muchos años, por razones que no vienen a cuento, soy entendida en el arte de los filtros y pócimas; así pues dediquéme a la busca de yerbas indispensables para el destilado de las sustancias que turban los sentidos y engendran visiones; luego a fabricar cielos y a sumir en la inconsciencia a todos los anacoretas de esta región. Ahora viven todos en activo y santo sonambulismo y soy yo la capitana de los dormidos. Comprende: ellos viven en la santidad, yo me hago cargo de las culpas.
Galaor: “Comprendo que es infame privar de la voluntad a estos decepcionados ansiosos del paraíso…”
Urganda: “¿No me crees buena?”
Galaor: “Te sé artera”
Urganda: “Contigo no lo seré, tú elegirás. Mira, te dejaré una pócima que te hundirá hasta el paraíso, y podrías optar entre morir de sed o someter tu voluntad a los sueños apacibles y gozosos de la sinrazón.”
La farmacéutica aproximó una pequeña jarra con un líquido rojizo a la jaula de Galaor.
Urganda: “Dentro de tres días cuando el sol vibre en el cenit, comprenderás mis buenas razones y preferirás el sueño al martirio; la obligada penitencia iluminará tu débil entendimiento y comprenderás cuán bondadosa ha sido la masiva intoxicación de estos desdichados… En todo serás un anacoreta que martiriza su carne; que no sea tu voluntad reducirte a pagar tus pecados, es lo menos importante… Pero, bien visto, ya que te ves forzado a la última mortificación, arrepiéntete de tus pecados y prepárate para subir a la gloria de la sinrazón interna, placentera, incoherente.”

Nota: Inicio con esto lo que vendré haciendo de vez en vez, es decir, postear pequeños fragmentos de novelas, escritos, ensayos, etc. Que me han –y me siguen- volando los sesos… Galaor de Hugo Hiriart; también altamente recomendables: Discutibles fantasmas y Sobre la naturaleza de los sueños del mismo autor.

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