“Si escribiera poemas, escribiría en primer lugar poemas con descripciones de medicamentos. Sólo los grandes novelistas japoneses manejan bien la voluptuosidad estética de las medicinas de patente. Tanizaki Junichiro, por ejemplo, es muy cuidadoso con estas descripciones. La ley poética exige que pasemos la receta al lector y especifiquemos claramente y sin lugar a dud
a o error nombre comercial, fórmula, laboratorio, dosificación, horarios y vía de administración, así como efectos, tanto buscados como laterales, y, con menos precisión, diagnóstico, pronóstico y etiología de la enfermedad. Los caminos del realismo son inagotables y hay que evitar a toda costa, no sólo en los poemas, sino en todo, eso que es puro excipiente c.b.p. , neutro, pardo, sin sustancia alguna actuante y redentora.
Exploremos el esplendor verbal de la farmacopea. Voces suntuosas, las terminadas, por ejemplo en “pina”, como Carbamazepina, ingrediente básico del Tegretol, que es específico para la epilepsia y la neuralgia del trigémino y tiene como efecto secundario causar cierta somnolencia. Lo producen los laboratorios Geigy y puede usarse en poemas sobre Julio César, Flaubert y Dostoyevski, que sufrían la enfermedad sagrada…”
Discutibles Fantasmas, Hugo Hiriart
-¡Salud! Hugo Hiriart de mis autores favoritos. Este señor siempre debe estar fumando marihuana, picando mezcalina ¿No lo crees?
No hay respuesta.
-O la otra opción: debe estar loco. ¿Tú qué crees?
-¿Que si tus funciones son mejores bajo el efecto de la mezcalina o alguna otra sustancia? ¿O que si luces mejor como loco que intoxicado?
-¿Eh?, sí… ¿Me ubicas más como loco o como sustancia?
-Yo creo que quieres ser parte de todas ¿No?
-No sé, las mieles de la locura casi nunca tocan la puerta. No tienden a presentarse. Así que nunca puedes saber si en realidad has perdido la razón.
Por ejemplo, un día te despiertas y el primer pensamiento que te viene a la cabeza es que te has vuelto loco. Esto sería discutible, ¿cómo podrías ser consciente de que enloqueciste? el saberlo es antítesis de la locura, no podrías por tanto estar loco; lo supondrías, lo inferirías, pero en realidad no lo estarías. La locura llega al trono, se sienta y te “reina” sin saberlo.
-De acuerdo. Pero ahora yo te cuestiono, primero te describo la premisa: Si alguien se pregunta y se responde así mismo, es más da pausa, tiene paciencia para la anhelada respuesta, ojo, ese alguien está solo, es emisor y receptor al mismo tiempo ¿Cómo definirás entonces su estado mental? Y te lo digo porque es precisamente lo que en este instante estás, estamos haciendo.
No hay respuesta.
Discutibles Fantasmas, Hugo Hiriart
-¡Salud! Hugo Hiriart de mis autores favoritos. Este señor siempre debe estar fumando marihuana, picando mezcalina ¿No lo crees?
No hay respuesta.
-O la otra opción: debe estar loco. ¿Tú qué crees?
-¿Que si tus funciones son mejores bajo el efecto de la mezcalina o alguna otra sustancia? ¿O que si luces mejor como loco que intoxicado?
-¿Eh?, sí… ¿Me ubicas más como loco o como sustancia?
-Yo creo que quieres ser parte de todas ¿No?
-No sé, las mieles de la locura casi nunca tocan la puerta. No tienden a presentarse. Así que nunca puedes saber si en realidad has perdido la razón.
Por ejemplo, un día te despiertas y el primer pensamiento que te viene a la cabeza es que te has vuelto loco. Esto sería discutible, ¿cómo podrías ser consciente de que enloqueciste? el saberlo es antítesis de la locura, no podrías por tanto estar loco; lo supondrías, lo inferirías, pero en realidad no lo estarías. La locura llega al trono, se sienta y te “reina” sin saberlo.
-De acuerdo. Pero ahora yo te cuestiono, primero te describo la premisa: Si alguien se pregunta y se responde así mismo, es más da pausa, tiene paciencia para la anhelada respuesta, ojo, ese alguien está solo, es emisor y receptor al mismo tiempo ¿Cómo definirás entonces su estado mental? Y te lo digo porque es precisamente lo que en este instante estás, estamos haciendo.
No hay respuesta.
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