Tiempo

El tiempo es mi mejor amigo y mi peor enemigo. El tiempo ambiguo del esquizofrénico, el tiempo que fumas, el tiempo que soñamos, el tiempo viajado, el tiempo obsesivo felizmente vivido por un servidor y otros más; el tiempo otorga el valor… valor para hablar de comics, de ideas, de “absurdos delirantes”, de parodia, de cine, de intentos, de música, del fin del mundo, de playas vírgenes ochenteras suicidas. En fin, el tiempo es quien definirá este rollo que hoy mismo inicia e incita a la banda a que lo visite, lo juzgue, lo ame, lo odie o las dos cosas. La pertenencia digital me quitaba el sueño.

domingo, 15 de abril de 2012

Origen: desconocido




Desconozco el sonido del río bajo mi almohada, el abrir y cerrar de ojos del día. Desconozco en ocasiones la cara de mi padre que me mira fijamente mientras me reprende por dejar una vez más mis deberes; veo aquel rostro con manchas, marcas de algo que de igual manera no conozco, del tiempo que ampara una mancha que ahora azota su epidermis. Igual puede ser algo grave, realmente no lo sé.En el transcurso, en un alto en mi auto, siento la mirada de alguien, ve mi perfil, no resisto y volteo. Deja de verme al yo verle, ¿Por qué la gente me observa a detalle? ¿Qué les llama de mí? Al final somos simples indiferentes. Las avenidas y los parques se llenan de desconocidos, muchos convergen, intercambian risas, desánimos y en ocasiones no vacilan en vaciar su furia en uno ¿Qué culpa tiene uno de sus miserables y mal direccionados sentidos de vida?El cine es otro ejemplo, los grandes complejos son los menos benevolentes de este suplicio de incertidumbre, lugar oscuro en el que se revuelve la de ola de interrogantes; no sabes qué pasará, no sabes si la mano te alcanzará, no sabes sin en cuestión de segundos te escucharás –o escucharás- gritar. Es imperativa esta acción, rogamos la función del asombro, clamamos a lo desconocido “qué tal si Dios hace una fiesta y nadie decide ir…”, en sí fundamentos muchos de nuestros hechos en lo intangible, en lo inobservable. El permitirle vagar a la mente en el refugio de lo desconocido es todavía posibilidad de no entrar en el fastidio, en la camisa de fuerza que es la monotonía.Por otro lado parece que no resistimos desconocer las cosas, ejemplo llano se halla en el silencio. Me intolera de sobremanera el silencio del otro, y entonces le otorgo un sentido, una intencionalidad, que por lo regular es raíz del desasosiego “Callas porque estás molesta, callas porque te parezco aburrida, callas porque estás en otro lugar menos aquí…” No soporto no saber qué piensas, qué diantres tramas en esa cabecita, en esa sinapsis que ni sé qué es, pero a solicitud de palabras e ideas se me hace muy propio referirla. Me parece desconocer tanto de mí, razón que me alivia, cuál sería el motivo de conocer el todo, además si hay –rigurosas y sencillas- formas de sublimarlo. Allí, irresistible, sentado en las sillas naranjas a la espera de mi lectura de tarot en los ojos de un invidente que se hincha del hambre del desconocimiento y duda de temerosos de su futuro.Más valdría saber si mañana tendré suerte antes de ser atropellado por una Pick Up, o de ser alcanzado por un rayo; ojalá encuentre el amor y la fortuna en el lugar menos inesperado. El supermercado me guiñe el ojo, aquí nadie me conoce. Aquí me hallaré, compro y me olvido…

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