Tiempo

El tiempo es mi mejor amigo y mi peor enemigo. El tiempo ambiguo del esquizofrénico, el tiempo que fumas, el tiempo que soñamos, el tiempo viajado, el tiempo obsesivo felizmente vivido por un servidor y otros más; el tiempo otorga el valor… valor para hablar de comics, de ideas, de “absurdos delirantes”, de parodia, de cine, de intentos, de música, del fin del mundo, de playas vírgenes ochenteras suicidas. En fin, el tiempo es quien definirá este rollo que hoy mismo inicia e incita a la banda a que lo visite, lo juzgue, lo ame, lo odie o las dos cosas. La pertenencia digital me quitaba el sueño.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Pseudo Star

Francisco Toledo.

Para aquellos que vociferan que la historia no tiene sentido, que de las comidas no aflora la identidad y más; de esos carentes de sentido común, eso sí, de –mucho- bagaje precoz. He aquí una lista para reconocerles de inmediato:

1. Construyen una idea en base a su disciplina formativa (sí es que ésta existe y lo peor, sí la entienden).
2. Son detractores de todo lo que no tenga que ver con su “formación profesional” (igual, IGNORAN en demasía al resto del mundo y sus enfoques).
3. Son insensibles (no es lo mismo técnica que interpretación).
4. Se alimentan de arquetipos constantemente (sin saber qué significa eso. Son repetitivos hasta el cansancio).
5. Hablan y “discuten” los mismos temas (de no ser así pierden el piso y señalan a todos de ignorantes).
6. Son golosos de aceptación (dicen ser humildes).
7. Tienen gustos e intereses únicos (no compartidos y celosamente atesorados).
8. Se deprimen (lo niegan y prefieren creer que es una resaca moral permanente).
9. No generan conocimiento (por consecuente la experiencia es una fantasía en sus vidas).
10. Tragan globalmente y defecan pretensión.
11. “Leen” (se inspiran y escriben, desastrosamente).


Nota: Nos vemos en cualquier lugar, hasta en el espejo.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Scarecrow

Un psicólogo con técnicas distintas. “El miedo es poder” y sin duda este garrochudo individuo lo hace saber. De la exquisita -y extensa- galería del Caballero Nocturno nos llega el Dr. Jonathan Crane. Un profesor de Psicología expulsado de la Universidad de Gotham debido a sus excéntricos métodos expuestos a sus alumnos: les apuntaba con armas directo al rostro (cargadas) o les colgaba cascos virtuales para detectar y conocer el origen inconsciente de sus miedos. Instruido en la Escuela Junguiana, al menos eso nos dejo ver Nolan en la magnífica Batman Begins; y pensándolo bien, muchas de sus acciones en el comic lo dejan ver. Juega –y trastorna- muy bien los arquetipos del miedo, y que mejor arquetipo del miedo, que un Espantapájaros.
Su Año Uno nos dice que Crane se crió con una abuela fanática religiosa de familia aristócrata venida a menos, donde el fallecimiento del abuelo y un par de hijas promiscuas, llevaron, en ese mismo orden, a la pérdida de su fortuna y al desprestigio de la familia con el embarazo repentino de una de ellas. La abuela echa a esta hija malparida y se encarga de la crianza del malparido Crane. El niño se cría en un mundo de demencia senil en compañía única de la abuela. Ante la ausencia de servidumbres el niño se encargó de los quehaceres de la vieja mansión. Los compañeros de la escuela lo golpeaban y se mofaban de su primera pasión: la literatura (Ichabod Crane). La abuela tenía con él un perverso ritual: meterlo por las noches a una vieja capilla, siendo picoteado por cuervos hasta al amanecer. Una noche el pequeño Crane vio como la abuela derramaba sangre de una rata muerta en sus prendas, para luego dirigirse al granero a colocar a la rata en un espantapájaros. De esa forma despertó la segunda pasión de Crane: los químicos, que junto a su devoción al miedo lo convirtieron en un gran estudioso de los psicotrópicos, dando su inclusión terrorífica en el inconsciente colectivo.
El posible primer encuentro entre el Espantapájaros y Batman se desarrolla en esta historia. Crane secuestra a su más preciado maestro de la Universidad mientras le describe de qué forma llegó a sacarle el ojo a ese chico que siempre lo molestaba, y las razones y la forma en que mató a la abuela. En esta primera aparición El Espantapájaros no utiliza aún sus gases tóxicos, el envenenamiento se da forma intramuscular, necesita inyectarles la toxina teniendo los mismos efectos: ataca el miedo más profundo y terrible de la víctima exteriorizándolo en una pesadilla en donde lo que reina es ese –personal- miedo oscuro. En la misma historia, Jonathan aplica el mismo coctel a su papá (miedo a los insectos).
A Batman le ha hecho revivir unas cuantas veces la muerte de sus padres, incluidos los reclamos de éstos por a ver permitido que los asesinaran. Fue miembro activo de La Liga de la Injusticia (sic). Enloqueció a Ciudad Gótica en un carnaval de sus miedos más recónditos, sus sombras; hay una escena en Knightfall cotorrisima en donde Crane intenta infructuosamente encontrarle un miedito al Joker. En un Elseworlds Bruce y él son los encargados de un psiquiátrico victoriano en el que florecían las teorías del pensamiento. Un dato interesantísimo es que en Blackest Night, no es detectado por los linternas zombis, debido a su perrísima inmunidad al miedo, recordemos que los linternas negros se alimentaban de emociones y Crane las tenía piradas. En Batman RIP se pira un cuanto más, dado que ha desaparecido su gran temor: Batman.
De los mejores de Batman, y de muchos Universos (comiqueramente hablando).
Creado por Bill Finger y Bob Kane.
DC, primera aparición: World’s Finest Comics # 3 (1941).

viernes, 10 de diciembre de 2010

La tormenta de arena


A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvos de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta.
Y tú en verdad la atravesaras, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú, asimismo, derramaras allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y, también, la sangre de los demás.
Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena.
Murakami, "Kafka en la orilla".
Nota: Y así, tú llegaste, te bauticé de estas letras; fuiste un compañero inseparable en mi tumulto de arena blanca.

martes, 7 de diciembre de 2010

Typhoid Blood Marie


Esta cabronaza la topé en el Araña. Hasta lo que sabía era una paciente psiquiátrica que vivió un cuadro madreadizimo de violencia; sus Sí mismos entraron en desacuerdo, brotándole una segunda personalidad, la antítesis de la original -tímida, insegura-: una vieja reventada, violentísima, asesina innata, de gusto por las armas blancas intimidantes. Vestida con medias de red, la cara pintada dividiéndole toda la chingada psique, y cerrando, un matón crepe de Tina Turner. Profesión: asesina a sueldo. Una desquiciada. En las del Araña recuerdo las madrizas que se ponían; Spider man en cachos del traje, vendas ensangrentadas. Sacudido. En esos números se brotó de nueva cuenta, surgiendo una tercera personalidad –Bloody Mary - mayormente enloquecida que las otras dos. Ah, tiene poderes telequinéticos; haciéndole una mujer de desbordado sadismo. Más adelante me enteré que era del mundo de Murdock. Sí no me equivoco salieron unas revistas –los cuentitos- de Daredevil, apareciendo Tifoidea en algunos. Manejaban también War Zone de Punisher y Robocop, la de Miller, eh. En la primera edición "moderna" mexica de Daredevil (la edición de formato gabacho) hubo enfrentones Tifo, Matthew. Fisk la contrata para que asesine al rojo. Matt la agregó a su lista, je.

No hace mucho me enteré de su regreso, nomás que la vi “recatadita”, sin esas greñas de Kenny, y en la Iniciativa. Alguien le prometió que le sacaría las voces de la cabeza. Lo poco visto le sustenta que el milagro de acomodar sus incubus la tienen a raya con el resto de los iniciativos, y de -sus- ella misma. Su nueva identidad y uniforme lo complementaba un casco que poco se quitaba –al parecer iba de infiltrada-, llegué a pensar en cualquier mutante, no en ella. Bloody Bloody Blues chica coquetísima de alcance.
Creada por Ann Nocenti y John Romita, Jr. (ándale).
Marvel, primera aparición: Daredevil # 254 (1988).
Nota: ¿Ese equipo de la iniciativa no estaba conformado por un sector de supervillanos del cual Mary formaba parte?

lunes, 6 de diciembre de 2010

Kaizen Gamorra


Poniendo a La Autoridad contra las cuerdas. Esta especie de Mandarín posmoderno y sociópata, –más ruco y más sanguinario- nos dice quién es quién en materia del terrorismo extremo. Su historia cuenta que pertenecía a una dinastía muy poderosa de la ficticia isla asiática Gamorra; tres hermanos heredaron el poder de dicho territorio. Kaizen mataría a sus hermanos quedándose como gobernante único de Gamorra. Años después esta nación tendría al mundo de rodillas a causa de su cyber-tecnológico terrorismo. Kaizen Gamorra se armó de un equipo de soldados Cyber-Maos durísimos para conseguirlo.
Obvio, La Autoridad los tronó, como resultado: chorromil habitantes de Los Ángeles, Moscú y Londres bien paletas. El Doctor salvó la noche, convirtió al comando de Maos enviados a Los Ángeles en árboles. Una verdadera maravilla de Warren Ellis y su etapa en La Autoridad. Vendrían más historias del mismo Ellis, sin embargo hay que destacar la serie "Oscuridad exterior”, donde el enemigo público es ni más ni menos que Dios, representado en una gran pirámide de carne que eclipsa (literal) todo el planeta para luego soltar un mazazo de plagas y desastres, La Autoridad entraría al quite. El equipo viaja en esa nave delirante: Carrie, hacia el interior de Dios, un sistema orgánico de millones de corazones y millones de cerebros. Dios reclamó su creación, y la vida que lo habitaba es lo que más le estorbaba. Esto nos lleva al fin de Kaizen Gamorra. Esa misma nave (inmensa, orgánica) viajante de planos dimensionales se estrella en su torre (su base), estando él adentro y recibiéndola de frente, aniquilando así el reino de terrorismo bomba de éste.
Nota:
The Authority es un comic que por mucho revolucionó el género de superhéroes (matrimonios gay, hiperviolencia, política, condición humana pura, súperhumanos inestables), siguiendo la línea de Moore (Millar, Miller, Gaiman, Morrison), deconstruyendo y dando una complejidad bien sabrosona a los personajes de historietas (sic), “humanizándolos” y acercándolos a la “realidad” acompañada de su irrealidad.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Mr. Sinister


Uno de los primeros mutantes de la Tierra, hecho a la Victoriana. Criticó El origen de las especies de Darwin –en su cara-. Ha manipulado -quirúrgicamente y psicológicamente- infinidad de mutantes para seguir en una escalada de evolución -de proporción- babilónica. Quebró la confianza entre los X y Gambit* –hizo equipo con Sunfire, de jefe iba Mr*.- (matadera de Morlocks). Jean y Scott se han visto golpeados –madral de ocasiones- por este pálido y maquiavélico cabrón; loquísimo en la Era de Apocalipsis. La última vez se le vio como huésped en la mente de Xavier.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Thánatos


Colgó los tenis luego a la Morgue de allí a la funeraria y las coronas de espinas no se hicieron esperar el rosario el sepelio cabo de año ten piedad de él Santa Muerte milagrosisima ten piedad de él estrella de David ten piedad de él estrella de la muerte ten piedad de él torre de marfil ten piedad de él torre de Babel ten piedad de él torre latinoamericana ten piedad de él torre de Pemex ten piedad de todos que el sector campo en México está muerto es el campo santo aquí donde las ánimas se regocijan adolescentes e inocentes de Ciudad Juárez invitados de honor horror a la celebración monseñor es santo quién no es santo harán santos a estos chavos Santo contra las mujeres vampiro inmortalidad simbólica sueño eterno (cazando mariposas en compañía de Mictlantecuhtli) parcas Súper Parcas al ritmo de la Sonora Matancera matatena tatatata AK-47 acá el número de muertos por el narcotráfico es cifra alta calacas verdes fritas (sic) estamos fritos de rojo se pinta el Estado de rojo se pinta el país de verde se pintan los bolsillos de los gobernantes apoyo a los damnificados abrojos fieles difuntos en recintos de lodo de lengua me hago un taco lenguas muertas de Juárez muerte chiquita Octavio Paz descanse en paz guerra viva el rey muera el rey naranjas limas naranjas chinas tradiciones costumbres malos hábitos muerte al planeta muerte del espíritu muerte al conocimiento humo del smog incienso de redención alma cempasúchil tierra de panteón calvario panteón cifras muertas tiempo muerto de risa muerto de envidia me dan los vivos el regreso de los muertos vivientes a sus casitas Horcasitas pondrá altar en su casita y dulcecitos de calabaza quemada pumpkinhead y las velas camino de pétalos al ABC caminito a la escuelita muerte estudiantil a choquilla apestaba la plaza de las tres culturas el chorro de difuntos la chilena (chiles rellenos) y el chino gorila escondido Gorila vs gorilas chorros de sangre derramó Punisher cuando mató al universo Marvel Disney mata a Marvel mejor que maten al mal gobierno muera el mal gobierno cáete cadáver tiesa morada asfixiada estaba en el callejón mosqueada y penaba pena Peña de muerte a homicidas y secuestradores yo digo que pena me dan chocolate y atole con el dedo que se metan el dedo la mano la manga del muerto la huesuda el coxis la pelvis la peblees mejor la Catrina Posada junto a mis periódicos viejos los cerros pelones está bien pelado pelas pelaste peló en una quema lo pelaron a plomo desplomado despojado del anima animas y este año me la pela o me pelan a coco cráneo las cuencas el vacio en los ojos del gato réquiem por Pepe y al resto de mis mascotas alimento ahora de las plantas muertas desde la muerte de mi abuela cuando íbamos a San Pablo a comer pan de manteca y de huevo mole de Xico de cristianos y chocos chocó estaban llenos de mole derramada en la Revolución (sic) Pan aquí está el pan mortem hoja tamal de plátano máscara de macaco vaquero el diablo me la cantó y la me la sentenció muerte lenta agonizaba aguardiente del tejón Cantada (sic) la tenía me voy a mejor mundo me fui.

sábado, 2 de octubre de 2010

Absenta (primera parte)


“Siempre hay una primera, siempre hay una primera mujer esa qué… nos descubre y en la que descubrimos cosas, la pena es que para mucha gente de mi generación esta primera mujer ha sido, ha sido siempre una profesional” La Primera (Joan Manuel Serrat)
Soñé que me despertaba en mi cuerpo de 5 años.
La cobija de lana picaba, picaba mucho, abrió los ojos y la oscuridad de inmediato permitió el destello de los 6 helados plasmados en su playera; metió los pies en las chanclas y cerró la ventana. Hoy llovió todo el día.
-¡Mamá! –GRITABA buscando en los rincones de la casa.
Decidió abrir la puerta ó decidí abrir la puerta, ambos teníamos frio; los charcos de la intensa lluvia chupaban nuestras uñas de los pies, la pijama mojada pesaba horrores.
Su búsqueda continuó sin resultados. Al parecer su mamá se había ido al cine en compañía de su novio. Decide ir hasta el cine, encontrarla, me da miedo. Regresamos corriendo a la casa, la señora de falda de bolitas lo toma de la mano y me lleva a su casa.
Despertó con un oído tapado acompañado del primer estornudo del día. La almohada olía aún al sudorperfumeshampo de su cabello; de eso hace dos días. El peculiar olor alimentó la erección matutina. Descolgó el teléfono y marcó.
-5 letras verticales. Se dice de aquello que mató a Othelo –Carmen con revista y lápiz en mano leía a Isidro por el auricular. Regularmente respondía el teléfono de esa manera. No “hola”, no “bueno”.
-Putaa, ¿Puss no sé?... Un puñal ¿no?–Isidro moviendo el mentón, intentando destapar el oído respondió.
-¡No chiquito! No seas tan vulgar –Dijo Carmen mientras mordía la goma del lápiz y notaba que una de las uñas de sus pies se estaba despintando.
-… Bueno lo que sea, ¿nos veremos en la noche para cenar? Supe de unos tacos buenísimos, vamos ¿no chata? –Preguntó Isidro.
-No sé, igual veo a Martha. Desde cuando estamos que nos vemos. Está reloquita mi amiga… Oye te llamo luego, me voy a bañar, soy… Digo, estoy cerdisima jeje.
-Mm, sale, me llamas si te desocupas, ¿sí?... oye, te quiero chata –Desanimado escuchó como colgaba Carmen.
Carmen inmediato cuelga el teléfono marca un número. No deja de ver las uñas despintadas, la del meñique le hipnotiza. Suena tres veces, Armando responde.
-Hola muñeca, justo pensaba en ti ¿Vendrás?
-Ah sí ¿Y qué pensabas eh?... Al ratito llego, sólo promete que me darás muchos besitos, de esos que me encantan ¿lo harás? –Dijo Carmen mientras rayaba con el lápiz la zona despintada del dedo meñique.
Esa tarde-noche Carmen toca el timbre una y otra vez. Impaciente. Se siente perseguida, vigilada. A punto de dar el cuarto timbrazo Armando abre la puerta, la jala del brazo metiéndola a su casa; comienza a besarla, la besa toda. La falda decorada de círculos sube por su pierna, la mano de Armando viaja en los muslos de Carmen. Los dedos chocan en la vulva a Carmen le chocan las ideas. Decide no pensar.
Batallón de paracaidismo
-Entonces estos son los mentados tacos… Mm, puss sabrosones están pero no sé, el lugar está medio achocholado, ¿no? ¿Qué pedo con ese poster del Indio Fernández? –Luis con taco en boca vociferaba entre tragada y tragada.
-…Ajá, estos son los mentados tacos –Isidro responde. Está molesto y preocupado. Su orden de surtido luce intacta.
-Oye mano, te acuerda de los pinches paracaídas, esos que hacíamos de bolsas de chedraui, y que les colgabas un pinche “Santo”, un Boris Karloff en la onda Frankestein o el soldadillo... –Emocionado, nostálgico y atragantado arremetía sin sentido Luis.
-¿Eh? – (acto fallido)
1. Busca un mono ligero, de preferencia que carezca de articulaciones, si es de plástico sería increíble.
2. Abajo del lavabo de tu mamá hallarás la colección imposible de bolsas del “súper” de tu mami. Búscate una bolsa de chedraui. Cerciórate que esté seca y que no contenga sangre de algún filete o retazo de chuleta.
3. Dile a tu primo al que no le tiembla el pulso que dibuje un círculo lo más perfecto posible sobre la bolsa; al mismo primo pídele que corte el círculo de la bolsa (la pericia de su pulso es majestuosa).
4. Dirígete al cuarto de costura de tu abuela paterna. Toma la aguja nueva; de inmediato pincha un número considerable para las mordazas de tu paracaídas. Regrésate al cuarto de tu abuela y toma hilo, sería recomendable que éste también fuera nuevo.
5. Amarra con nudos resistentes cada una de las mordazas; las caídas de los hilos las sujetaras a las extremidades de tu valiente amigo.
6. En la casa de tu abuela paterna está el techo más alto del barrio, sube ahí. Antes de arrojar a tu gallardo mono, no olvides hacer los correspondientes dobleces al paracaídas –la bolsa- hasta que veas un rectángulo pequeño a su espalda –la del mono-.
7. Ahora sí, arrójalo hasta el sol.
-No hay otra mai, es la única y patentada… ¿Te vas a comer tus tacos o me los chingó? –Finaliza Luis la instrucción, seguro, satisfecho y gratificado.
-Ah por cierto, me decías que vendrías con Carmen. Neta, se fue con la “martinis”, che vieja esa, ¿Qué cagado?... –Irrumpió Luis por fin en el contexto.
-Por qué “¿Qué´cagado?” –Preguntó Isidro.
-Nada mai, es que antes de llegar, como a las 11:00, vi a Martha. Iba comiendo un helado, no mames, un helado en la noche. Primero no es que la haya visto, bueno que supiera yo que era ella. Lo que me llamó la atención de la chava, qué bueno era Martha, pero que yo no sabía que era ella… Es lo del helado; digo, yo no me saco de onda que la gente coma helado en la noche, sólo que, ¡A las 11 de la noche en pleno centro y solita! Te digo, esa vieja es bien orate, cagado ¿no?... El punto es que casi la plancha un coche. Le echó las luces, pude ver la cara de Martha cagada de miedo, el pinche heladote qué creo era doble se fue a la mierda. Y esa es la explicación cagada de “qué cagado”. Me acorde de haberla visto nomás por el helado, sino ni en cuenta, y eso que hablamos de ella antes. –Después de un trago de horchata y de arrasar completita la de surtido dijo, confundió y explicó razones Luis.
2+4=6, 3+3=6, 1+5=6 (considerando el helado doble, utilice los factores como guste)
-Qué raro, hace rato le envié un mensaje a Carmen preguntándole si seguía con Martha, respondió “sí, estamos en mi casa”. Tú viste a Martha, sola, a las 11:00 aquí en pleno centro. Tú y yo nos vimos a las 11:15, porqué quedamos a las 11:00, pero como eres un pinche impuntual… Espera el mensaje me llegó a las 10:57 ¡No chingues cabrón! en tres minutos imposible que Martha se traslade de la casa de Carmen aquí al centro, está de la rechingada de lejos. Además iba sola. ¡Puta madre! –Isidro convertido en puro nervio armó y desarmó conjeturas. Sacó su cartera y aventó unos billetes a la mesa.
-¿Qué chingada hora es? – Preguntó Isidro mientras la “crisis” lo brotaba de poquito en poquito, como gotero.
-Las 12:00 güey ¿Qué vas a hacer o qué? –Alarmado respondió Luis, veía el ojo izquierdo de Isidro saltar tal cual pulga.
-Va-mos cabrón. Dame un aventón, después te vas si quieres. Haz paro, tengo un mal presentimiento, algo no acomoda.
Nota: ¿Qué pasará? ¿Dónde diablos está la mentada Carmen? ¿La cacharan? ¿Se derramará sangre? Pronto lo sabremos.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Capacidad de asombro par excellence


Del mismo modo, el bien absoluto, si es un estado de cosas descriptible, sería aquel que todo el mundo, independientemente de sus gustos e inclinaciones, realizaría necesariamente o se sentiría culpable de no hacerlo. En mi opinión, tal estado de cosas es una quimera. Ningún estado de cosas tiene, en sí, lo que me gustaría denominar el poder coactivo de un juez absoluto.
Entonces, ¿qué es lo que tenemos en la mente y qué tratamos de expresar aquellos que, como yo, sentimos la tentación de usar expresiones como «bien absoluto», «valor absoluto», etc.? Siempre que intento aclarar esto es natural que recurra a casos en los que sin duda usaría tales expresiones, con lo que me encuentro en la misma situación en la que se hallarían ustedes si, por ejemplo, yo les diera una conferencia sobre psicología del placer. En este caso, lo que harían sería tratar de evocar algunas situaciones típicas en las que han sentido placer. Con esta situación en la mente, llegaría a hacerse concreto y, de alguna manera, controlable todo lo que yo pudiera decirles. Alguien podría elegir como ejemplo-tipo la sensación de pasear en un día soleado de verano. Cuando trato de concentrarme en lo que entiendo por valor absoluto o ético, me encuentro en una situación semejante. En mi caso, me ocurre siempre que la idea de una particular experiencia se me presenta como si, en cierto sentido, fuera, y de hecho lo es, mi experiencia par excellence.
Por este motivo, al dirigirme ahora a ustedes, usaré esta experiencia como mi primer y principal ejemplo (como ya he dicho, esto es una cuestión totalmente personal y otros podrían hallar ejemplos más llamativos). En la medida de lo posible, voy a describir esta experiencia de manera que les haga evocar experiencias idénticas o similares a fin de poder disponer de una base común para nuestra investigación. Creo que la mejor forma de describirla es decir que cuando la tengo me asombro ante la existencia del mundo. Me siento entonces inclinado a usar frases tales como «Qué extraordinario que las cosas existan» o «Qué extraordinario que el mundo exista». Mencionaré a continuación otra experiencia que conozco y que a alguno de ustedes le resultará familiar: se trata de lo que podríamos llamar la vivencia de sentirse absolutamente seguro. Me refiero a aquel estado anímico en el que nos sentimos inclinados a decir: «Estoy seguro, pase lo que pase, nada puede dañarme». Permítanme ahora considerar estas experiencias dado que, según creo, muestran las características que tratamos de aclarar. Y he aquí lo primero que tengo que decir: la expresión verbal que damos a estas experiencias carece de sentido. Si afirmo: «Me asombro ante la existencia del mundo», estoy usando mal el lenguaje. Me explicaré: tiene perfecto y claro sentido decir que me asombra que algo sea como es. Todos entendemos lo que significa que me asombre el tamaño de un perro que sea mayor a cualquiera de los vistos antes, o de cualquier cosa que, en el sentido ordinario del término, sea extraordinaria. En todos los casos de este tipo me asombro de que algo sea como es, cuando yo podría concebir que no fuera como es. Me asombro del tamaño de este perro puesto que podría concebir un perro de otro tamaño, esto es, de tamaño normal, del cual no me asombraría. Decir: «Me asombro de que tal y tal cosa sea como es» sólo tiene sentido si puedo imaginármelo no siendo como es. Así, podemos asombrarnos, por ejemplo, de la existencia de una casa cuando la vemos después de largo tiempo de no visitarla y hemos imaginado que entretanto ha sido demolida. Pero carece de sentido decir que me asombro de la existencia del mundo porque no puedo representármelo no siendo. Naturalmente, podría asombrarme de que el mundo que me rodea sea como es. Si mientras miro el cielo azul yo tuviera esta experiencia, podría asombrarme de que el cielo sea azul y que, por el contrario, no esté nublado. Pero no es a esto a lo que ahora me refiero. Me asombro del cielo sea cual sea su apariencia. Podríamos sentirnos inclinados a decir que me estoy asombrando de una tautología, es decir de que el cielo sea o no sea azul. Pero precisamente no tiene sentido afirmar que alguien se está asombrando de una tautología. Esto mismo puede aplicarse a la otra experiencia mencionada, la experiencia de la seguridad absoluta. Todos sabemos qué quiere decir en la vida ordinaria estar seguro. Me siento seguro en mi habitación, ya que no puede atropellarme un autobús. Me siento seguro si he tenido la tosferina y, por tanto, ya no puedo tenerla de nuevo. En esencia, sentirse seguro significa que es físicamente imposible que ciertas cosas puedan ocurrirme
y, por consiguiente, carece de sentido decir que me siento seguro pase lo que pase. Una vez más, se trata de un mal uso de la palabra «seguro», del mismo modo que el otro ejemplo era un mal uso de la palabra «existencia» o «asombrarse».
L. Wittgenstein, de Conferencia sobre Ética.

Mis razones: No me asombra-sorprende en lo absoluto la visceralidad de unos; parto de hechos, pues como esos unos conozco peores. Otra vez, qué los hace ser peores, ¿qué haya mejores? Los concibo y en ocasiones me excedo, si no me imaginara las cosas como son se esfumarían no importando el color del cielo. El visceral, el mejor y el peor son procesos particulares. Y soy todos ellos, de eso estoy bien seguro.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

100 Mexicas onda

Magazine Dominical de Excelsior. Febrero de 1967

No hay NADA que celebrar, en todo caso la involución de este país; sí, aquella marcada-fundida en: los altos niveles de inseguridad, el desempleo, la pobreza paupérrima, el estancamiento de la educación, la incompetencia de los gobernantes, la crisis del “pensamiento” y la ignorancia, el desmedido poder de los medios de comunicación, la adjudicación de mexicanismos burdos (símbolos gastadísimos), en fin pan de todos los días… la cuestión es reconocer a esos “otros”, los que fluyen en el imaginario, los que con letra, sangre (literal), entretenimiento, música, gobierno, crítica, ritual y utopías dieron –al menos para mí- un pedazo de identidad, esa identidad Mexica (tomando distancia del pre hispanismo y de valores).

En sus marcas, listos ¡fuera!

1. Parménides García Saldaña (escritor)
2. Netzahualcóyotl (tlatoani)
3. Mauricio Garcés(actor-comediante)
4. Cornelio Reyna (músico)
5. Gilberto Rincón Gallardo (activista social, político)
6. Juan José Arreola (escritor)
7. Juan López Moctezuma (director)
8. Germán Valdez “Tin Tan” (actor, comediante, pachuco, cantante)
9. Luis Spota (escritor)
10. El “Púas” Olivares (boxeador)
11. Manolo Fábregas (actor, director y productor)
12. Guillermo González Camarena (científico, inventor)
13. David Reynoso (actor)
14. Humberto Ramos (dibujante)
15. Los hermanos Flores Magón (políticos, periodistas)
16. Héctor Lechuga (comediante)
17. Jorge Ibargüengoitia (escritor)
18. Gabriel Vargas (Historietista, creador de La Familia Burrón)
19. Los Xochimilcas (músicos)
20. Lucha Villa (actriz, cantante)
21. Rebeca Iturbide (actriz)
22. Trino (monero)
23. Gregorio “Goyo” Cárdenas (asesino serial)
24. José Agustín (escritor)
25. Lucio Cabañas (guerrillero)
26. El “Ratón” Macías (boxeador)
27. Digna Ochoa (abogada, activista social)
28. Emilio “ El Indio” Fernández (director, actor, productor)
29. La Barranca (músicos)
30. Carmen Aristegui (periodista)
31. Francisco Gabilondo Soler “Cri-Cri” (compositor)
32. María Sabina (chamán, curandera)
33. Felipe Cazals (director)
34. Fernando Soto “Mantequilla” (comediante)
35. Vicente Leñero (escritor)
36. Hugo Hiriarth (filosofo, escritor)
37. Rockdrigo González (compositor, músico)
38. José Vasconcelos (filosofo)
39. Angélica María (actriz, cantante)
40. Los Espanto (luchadores)
41. Mauricio Klief (guionista)
42. Delfina y María de Jesús González “las poquianchis” (homicidas famosas)
43. René Cardona Jr (director)
44. Roberto González “El Solitario” (luchador)
45. Miguel Ángel Granados Chapa (periodista)
46. Botellita de jerez (músicos)
47. Caro Quintero (narcotraficante)
48. Eduardo del Río “Rius” (monero, escritor)
49. Javier Bátiz (músico)
50. Andrés Soler (actor)
51. El Cavernario Galindo (luchador)
52. Ismael Rodríguez (director)
53. Denise Dresser (académica, periodista)
54. Alejandro Cruz “Black Shadow” (luchador)
55. Jaime Sabines (poeta)
56. Kaliman (superhéroe)
57. Charly Montana (músico)
58. Emiliano Zapata (revolucionario)
59. Ignacio López Tarso (actor)
60. Cuco Sánchez (compositor)
61. Gilberto Martínez Solares (director)
62. Juan García Esquivel (músico, compositor)
63. Jesús Morales García “Moraliux” (creador del Video Risa)
64. José Revueltas (escritor)
65. La Revolución de Emiliano Zapata (músicos)
66. Valentín Trujillo (actor)
67. El Haragán (músicos)
68. Amado Carrillo “El señor de los cielos” (narcotraficante)
69. Oscar González Loyo (historietista, dibujante, creador de Karmatrón)
70. Juan José Gurrola (director)
71. “Chucho” Salinas (comediante, actor)
72. Evangelina Tejera (filicida, Reyna del carnaval de Veracruz 1983)
73. Antonio López de Santa Ana (ex gobernante, exótico)
74. Armando Ramírez (cronista)
75. Juan Brujo (músico)
76. Madaleno (comediante, club del hogar)
77. Bobby Lee (luchador; casi, casi le quitó la máscara al Santo)
78. Chico Che (músico)
79. Los Locos del Ritmo (músicos)
80. José Luís Calva Zepeda “El caníbal de la guerrero” (antropófago, asesino serial)
81. René Ruíz “Tun Tun” (actor, comediante)
82. Pito Pérez (vagabundo filosofo, ficción)
83. Juanote (cargador, xalapeño)
84. Chuco el roto (bandido)
85. Joaquín “Chapo” Guzmán (narcotraficante)
86. Enrique Alonso “Cachirulo” (productor, actor)
87. David Silva (actor)
88. José Guadalupe Posada (ilustrador)
89. Ah Puch (Dios maya de los muertos)
90. Tonina Jackson (luchador, actor)
91. Yohualtecuhtli (diosa azteca de los sueños y de la noche)
92. Juan Rulfo (escritor)
93. Arturo Ripstein (director)
94. Rosario Castellanos (escritora, poetisa)
95. María del Rosario Galicia Mora (traductora, madre de Evalium)
96. El “negro” Durazo (jefe de policía del Df, excéntrico)
97. Juan Orol (director)
98. Juana Barraza Samperio “La mata viejitas” (luchadora, asesina serial)
99. Carlos Reygadas (director)
100. Luis Sánchez Bandala (Carpintero, mi abuelo)

Nota: El orden como se presentan no les restan ni les dan mayor valía, así fueron llegando a la mema de un servidor. Se aceptan sugerencias, eviten predecibles… lo sé, contradigo lo dicho puesto que hago mención de algunos “predecibles” ustedes dispensaran era inevitable.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Divergente

L'abshinte, Edgar Degas


Y definitivamente nada cambió, no hasta ahora; en la mano llevaba el dibujo del gato, ese regalo de mi amigo hoy ya muerto, al menos vivió en una realidad ajena al disturbio, encerrado en la felicidad substancial. Ahora es libre.
Pensé en visitarlo y esta carretera me llevaría a su encuentro, una vida tal vez en llegar. Una gota (el agua es el símbolo más corriente del inconsciente) me escurría de mi ojo y trescientas más comenzaron a caer del cielo. No desistí, él y el resto me esperan en aquel pabellón en donde la gente se multiplica, donde la historia se reescribe a cada instante, allá donde los barcos no son atacados y la ira de la serpiente es amedrentada en el filo de un machete. Algunos –recuerdo- viven en castillos de vasos (en los basureros siempre hay cositas con que entretenerse). En las noches se abren puertas en los pisos: gorilas, mujeres, robots, aves, niños deambulan; en un principio te atormentan, pasados los días –existen- te aconsejan, te señalan el oro, la fortuna; se transmutan en sus seres queridos. Hay espías en cualquier rincón, no se deciden a atacar sólo te observan, cuidan de tus culpas. Los mundos son cajas de zapatos, es el cuerpo retorcido debajo de una cama de metal, es la niña sin piernas que camina en sus ideas.
Esquivaba los tráileres sin frenos, dopados y con voraz apetito de hogares. Ninguno me levantaba. La tormenta arreciaba, esto no me quitaba las ganas. Ni destello de desanimo. Los mentales mi objetivo. Un auto se detuvo, la portezuela azul del chevy nova abierta; invitándome, llevándome. Terrible desagrado al contemplar a su conductor, podría no ser él, podría ser mi amigo de la infancia al que le robaba los juguetes, podría ser mi gato blanco de manchas amarillas… Y su voz dijo “sí, allá nos dirigimos”. Me acomodé estirando las piernas hacía adelante justo atrás del asiento del copiloto. El asiento trasero forrado de tela verde es amplio, cabemos (dos bien intencionados, yo) sin apretujones ni roces, los limpiadores funcionan, en cualquier instante llegaremos. Es armónico. Es dicha. Alguien se atreve a decirme la verdad*. Me destroza, como aquel día en el que se me informo del fallecimiento de mi amigo “… no fueron los amigos del pabellón. Dicen haberlo visto parado observando una pelota de beisbol caer, cayendo; la pala se estrelló en su peculiar cabeza. Así se le escapó la vida. El culpable fue otro lunático”.
*”Esa realidad se consumió, lo poco que queda de ella está en tus memorias no escritas”

miércoles, 1 de septiembre de 2010

La sombra estancada


Es cierto que quien mira en el espejo del agua, ve ante todo su propia imagen. El que va hacía sí mismo corre el riesgo de encontrase consigo mismo. El espejo no favorece, muestra con fidelidad la figura que en él se mira, nos hace ver ese rostro que nunca mostramos al mundo porque lo cubrimos con la persona, la máscara del actor. Pero el espejo está detrás de la máscara y muestra el verdadero rostro. Ésa es la primera ´prueba de coraje en el camino interior; una prueba que basta para asustar a la mayoría, pues el encuentro consigo mismo es una de las cosas más desagradables y el hombre lo evita en tanto puede proyectar todo lo negativo sobre su mundo circundante. Si uno está en situación de ver su propia sombra y soportar el saber que la tiene, sólo se ha cumplido una pequeña parte de la tarea: al menos se ha trascendió lo inconsciente personal. Pero la sombra es una parte viviente de la personalidad y quiere entonces de vivir de alguna forma. No es posible rechazarla ni esquivarla inofensivamente. Este problema es extraordinariamente grave, pues no sólo pone en juego al hombre todo, sino que también le recuerda al mismo tiempo su desamparo y su impotencia. A las naturalezas fuertes -¿o hay que decir más bien débiles?- no les gusta esta alusión y se fabrican entonces algún más allá del bien y del mal, cortando así el nudo gordiano en lugar de deshacerlo. Pero tarde o temprano la cuenta debe ser saldada. Hay que confesarse que existen problemas que de ningún modo se pueden resolver con los medios propios. Esta confesión tiene la ventaja de la probidad, de la verdad y la realidad, y así al asumir esa imposibilidad se ponen las bases para una reacción compensatoria de lo inconsciente colectivo, es decir que quien reconoce la existencia del problema está inclinando a prestar atención a una ocurrencia útil o percibir ideas que antes no había dejado aparecer. Atenderá entonces a sueños que sobrevienen en tales momentos o reflexionará sobre ciertos acontecimientos que justamente en ese tiempo tienen lugar entre nosotros. Si se tiene tal actitud se pueden despertar y captar fuerzas útiles que dormitan en la naturaleza profunda del hombre, pues el desamparo y debilidad son la vivencia eterna y el eterno problema de la humanidad y para esa situación también existe una respuesta eterna: de lo contrario el hombre hubiera desaparecido hace ya mucho. Una vez que se ha hecho todo lo que se puede hacer, queda todavía lo que se podría hacer si uno no tuviera conocimiento de ello. Pero ¿cuánto sabe el hombre de sí mismo? De acuerdo con todo lo que la experiencia nos muestra, es muy poco. Por eso queda todavía mucho espacio libre para lo inconsciente. Como es sabido, la plegaría requiere una actitud similar y por ello tiene también análogos efectos.
La reacción necesaria y requerida se expresa en representaciones configuradas arquetípicamente. El encuentro consigo mismo significa en primer término el encuentro con la sombra. Es verdad que la sombra es un angosto paso, una puerta estrecha, cuya penosa estrechez nadie que descienda a la fuente profunda puede evitar. Hay que llegar a conocerse a sí mismo para saber quién es uno, pues lo que viene después de la muerte es algo que nadie espera, es una extensión ilimitada llena de inaudita indeterminación, y al parecer no es ni un arriba ni un abajo, ni un aquí ni un allí, ni mío ni tuyo, ni bueno ni malo. Es el mundo del agua, en el que todo lo viviente queda en suspenso; donde comienza el reino del “simpático”, el alma de todo lo viviente; donde yo soy inseparablemente esto y aquello; donde yo vivencio en mí al otro y el otro me vivencia como yo. Lo consciente colectivo es cualquier otra cosa antes que un sistema personal encapsulado; es objetividad amplia como el mundo y abierta al mundo. Soy el objeto de todos los sujetos, en una inversión total de mi conciencia habitual, en la que siempre soy un sujeto que tiene objetos. Allí estoy en tal medida incorporado a la más inmediata compenetración universal, que con toda facilidad olvido quién soy en realidad. “Perdido en sí mismo” es una buena expresión para caracterizar este estado. Pero este sí-mismo es el mundo; o un mundo, si una conciencia pudiera verlo. Por eso hay que saber quién es uno.
C.G. Jung “Arquetipos e inconsciente colectivo”

Nota: La interpretación del agua como abundancia es –y fue- un reduccionismo, una contradicción simbólica. Ahora entiendo que la sombra está inmersa en aquella espuma oscura, en la alberca de agua verdosa, en aquellos arroyos angostos e infinitamente profundos, en el lago y su insoportable silencio; imborrables los desechos estancados a la orilla del río. Mi descenso vino en la inundación, en el pantano y la claridad de sus aguas dejando ver esos cuerpos desagradables: alargados y escamosos, rodeándome las piernas; busqué las páginas, tenía la necesidad de leerles mi epifanía, me creerían. Una lluvia se soltó y me vi perdido, jamás he vuelto a hallar las páginas. Aún bajo los techos permanecí siempre mojado.

sábado, 28 de agosto de 2010

Tributo


El Mai y el Padre rinden tributo a la extensa carrera del Maestro Nacasio, haciendo un conteo de sus distintas obras literarias, abarcando su irrepetible ficción, así como sus particulares análisis del universo, la psique, el lenguaje, la vida y la existencia ¡LARGA VIDA AL MAESTRO!

1. La guerra y Nacasio
2. Pedro Paramo y Nacasio en llamas
3. El Bestiario de Nacasio Arreola
4. El viejo y el Nacasio
5. Estas ruina que ves, Jorge Nacasioon goitia
6. Recuerdos, sueños y pensamientos, Nacasio Jung
7. El cantar de Nacasio
8. Don Nacasio de la mancha
9. Nacaddhartha
10. Así habló Nacasio
11. Más allá del bien y Nacasio
12. El Dragón Nacasio
13. Breve historia del tiempo de Stephen Nacasio
14. El libro de arena de Nacasio
15. El Nacaleph
16. Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Nacasio
17. El libro rojo de Nacasio
18. Crimen y Nacasio
19. El Nacasio al desnudo
20. Temor y Nacasio
21. Yo Nacasio
22. Miedo y asco a Nacasio
23. El tambor de Nacasio
24. Crónicas Nacasinas de Ray Nacasio
25. Nacaura
26. El Nacasio de la soledad
27. Ojos de Nacasio azul
28. Nacasio no tiene quien le escriba
29. El existencialismo es un humanismo de Jean Paul Nacasio
30. El elogio a la locura de Nacasio Rotterdam
31. Arquetipos y nacasios colectivos
32. Los detectives nacasios
33. Psicología de las situaciones nacasias de Nacasio Nicol
34. Confesiones de una máscara de Nacasio Mishima
35. El Nacacronomicon
36. El evangelio según Nacasio
37. Fundamento de la ética por Nacastóteles
38. La felicidad substancial, Santo Tomas de Nacasino
39. El Malestar en Nacasio
40. El Nacasio estepario
41. Queremos tanto a Nacasio de Julio Nacazar
42. El Nacasio de la colonia Roma de Luís Nakata
43. Semiótica y filosofía del Nacasio
44. En que creen los que no creen, Nacasio Eco
45. El péndulo y Nacasioault
46. Arqueología del saber, Michell Nacasioault
47. Mitologías por Nacasio Barthes
48. Homo videns, Nacasio Sartori
49. El héroe de las mil caras de Nacasio Campbell
50. El mito del eterno nacasio
51. Metodología de la historia de las religiones, Nacasio Eliade
52. Shamanismo, yoga y meditación, Nacasio Eliade
53. Tao te Nacasio
54. Psicomagia de Nacarowsky
55. Comentarios a la guerra de las Galias, Cayo Nacasio Cesar
56. El discurso como estructura y proceso, Teun Nacasio. Van Dijk
57. La imaginación sociológica, C. Nacasio Mills
58. Ecce Homo, Friedrich Nacasio
59. El concepto del miedo, Nacasio Kierkegaard
60. Las Batallas en la progre, José Emilio Nacacheco
61. Historia de la locura en la época clásica de Nacault
62. El Nazapo de Nacasio Sainz
63. La panza del nacasteco de José Nacasio
64. Sinfonía maya, de Silvestre Nacasio
65. Lecciones de filosofía de la historia, de Nacasio Hegel
66. Las enseñanzas de Don Nacasio
67. El club de la lucha de Chuck Nacaliuk
68. Literaturas nacasicas medievales, Jorge Luis Nacasio
69. Historia de los doce nacasios, Suetonio Nacasio
70. El homo servus en el ocaso de sus mitos, Nacasio Campos
71. Los sueños del insomnio de Nacasio Spota
72. El mito de la enfermedad mental, Nacasio Szasz
73. Los nueve libros de la historia, Tucidides Nacasio
74. Werther, Nacaothe
75. Pulp, Charles Nacaowski
76. Nacasio Runner, Nacasio K. Dick

Nota: Gracias Mai, sin ti no hubiese sido posible la recolección de estas desquiciantes obras. Dejan esas parlitas en el Messenger.
Gracias Evalium por la reinvención de Nakata.

martes, 13 de julio de 2010

Inesperado


A veces el patio resulta goyesco: el sí pronuncian y la mano alargan al primero que llega: que viene el coco: tal para cual: nadie se conoce: qué sacrificio: allá va eso: linda maestra: sopla: subir y bajar: no grites, tonta/ Y es que todas partes incubos horrísonos se persiguen y se golpean entre sí haciendo muecas inesperadas. Y la necesidad de fumar, un deseo neurótico: el ansia enfrentada a una prohibición reglamentaría. También las castigadas aferrándose al piso como para impedir su caída en el infierno: aguijoneadas con preguntas e insultos de curiosas que rechinan los dientes; una de ellas (ahora) pisoteando tres dedos de la niña crucificada, sonriendo apenas, elevando la vista hacía las ramas altas de las palmeras y las monjas que caminan por los pasillos de las primarias.
Algunas se pintan la boca o las cejas en el baño, y se lavan después, sin borrar huellas alarmantes ¿adrede? Pierden flacas, pétreas, de rodilleras derretidas; cabelleras polvosas y caras llenas de cicatrices y fístulas, vacías. Y las acostadas en el piso, abiertas de manos antes la oscuridad zoológica de monjas y compañeras. Pero lo más repugnante no son ellas , no, sino estos engendros, sino esos engendros grandes y pequeños que pululan, roen, saltan , se arratran y gritan por todas partes. Me retuerce el estomago, me lo inflama, parece que reventará: lo palpo y siento temblores, gases que pugnan por salir. Prefiero atender el diseño geométrico de las sombras de los edificios en los patios soleados, intentando marginar la dilatación de la barriga, y la presencia de Julieta, Ángela, Cindy: niñas crucificadas que no podrán incorporarse mientras duren las clases, no importan sus urgencias. Cuando se quedan solas, al final de la tarde, entumidas y con los uniformes llenos de tierra, se levantan: Lázaras. Si no se han desmayado, claro, deshidratadas o neurópatas, con lo que semejante coreografía gane en prestigio lo que de susurro en susurro crece a nivel de callos, excrecencias, taras y complejos imborrables.
Camino hacia la dirección para peerme en una zona deshabitada, pero a medio camino se me abalanza una estúpida que huye. Momento digo, momento. Se apodera de mis piernas, aterrada. Cuáles son las palabras esdrújulas que se acentúan. Escapa para no saber la respuesta / Hay miles de frases espantapájaros: se colocan entre interrogaciones y a otra cosa mariposas.

Nota: Las similitudes se dieron así, inesperadas; Obsesivos días circulares de Gustavo Sainz para aquellos que les gustan las coincidencias.

viernes, 25 de junio de 2010

De rodillas




Los rayos de la puesta hicieron que sus labios resecos se movieran, se despegaran del hilo de baba seca. Partidos. Acostado sobre el pasto con la camisa vomitada y desabotonada; un intenso dolor de cabeza, mareo… Ebrio aun. Se levantó y miró a su alrededor. Verde, árboles, pinos –rodeado-, se encontraba en un bosque acompañado de una monumental borrachera. Malestar. El lugar logró ubicarlo: es una zona del parque ecológico, a unos metros de la normal abandonada, la misma que se dice fue un hospital… ¿Pero qué hacía allí? ¿Cómo había llegado? ¿Con quién había estado? Estaba lejos de la ciudad, no recordaba nada. ¿Por qué estaba borracho? ¿Con quién bebió? ¿Con quién estuvo? ¿Había alguien cerca? Revisó su cartera. Estaba todo en su lugar; no tenía ningún golpe en su cuerpo. Intentó llamar desde su teléfono -sin señal-, miró buscando algún auto, algo, un indició, alguien cerca. Vacio. El sonido de la yerba, de la ramas empujadas por el viento, la incertidumbre creciendo. Observó el edificio.
Sobresaliendo entre las puntas de los pinos se yacía el edificio abandonado de muros manchados en blanco; son más de siete pisos. -Es de aquellos lugares revestidos de historias raras, y cuando las escuchas, no dudas en visitarlos- Tal como recordaba esto, recordaba donde vivía, en que trabajaba. Su esposa, sus hijos, sus padres, su edad, lo elemental. Sabía claramente quien era. Recordaba nítidamente lo que hizo ayer. La cena en el microondas, cuando se lavó los dientes y se fue a dormir. El último programa de televisión. De hoy, entiende, sabe donde se encuentra, la hora y el día. Lo imposible de recordar es cómo y por qué está ahí, y en esas condiciones, llevándolo casi a un ataque de pánico. Respiró profundamente, trató de repeler el malestar de la borrachera llevándose las manos al rostro. Desesperación. Auguró que al no ver ni encontrar a nadie cerca -alguien o algunos- estarían dentro del edificio. Comenzó a caminar torpemente, iría al edificio. Siguió el camino de tierra y pasto llegando a unas extintas jardineras, ahora rodeadas de árboles secos y hojas amarillentas. Se introdujo por uno de los ventanales cercanos, una explanada lodosa lo llevó a un acceso. En el interior el camino del pasillo lucia salpicado de pedazos de paredes, escombros. Los rayos del sol al fondo cayendo, entrando. Se detuvo un instante. Conocía los rincones del lugar, se dirigió a las escaleras, aquellas que conectan a todos los pisos llenos de baños y aulas vacías. El grafiti y la rapiña abundaban. Caminó sobre el polvo, pisando las piedras. Cada vez más deprisa -de vuelta a la duda, la incertidumbre-, subiendo al primer piso. Vino un fuerte mareo, intentaba seguir avanzando, tenía una idea. Gritaría en cada uno de los pisos los nombres de sus conocidos en ambas alas, izquierda y derecha, piso por piso vociferando nombres de amigos, familiares… no hubo respuestas. En el quinto piso el malestar de la borrachera le reventaba las entrañas -el vomito yendo a la boca y el pasillo girando- se recupera y continúa. Un visitante, quién fuera, suplicaba respondiera a sus llamados. Llegó a la azotea del edificio. Árboles, yerbas y cemento, no hay rastro alguno de nadie. La garganta le comenzó a molestar, sentía algo atorado, asfixiándolo; sus dedos intentaban destrabarlo, escarbando algo se abría. Vomitó estrepitosamente, se desplomó balbuceando, no entendiendo, desvaneciéndose. Los parpados se cerraban, desapareciendo el cerro de distintos verdes y la vegetación naciendo del cemento, de las piedras. Quedó tendido a un costado de un arbusto que brotaba del suelo, una rama apenas. El sol se distanciaba.
En minutos regresó en sí, la angustia lo trajo de vuelta. La inminente entrada de la noche despertó un estado de inseguridad, temor duplicado: el no saber qué demonios pasaba y la atmosfera de la enorme estructura tragándole. Necesitaba regresar, salir del edificio. Limpió el vomito de su boca y camisa, se incorporó dirigiéndose apresuradamente a las escaleras. Bajaba sin parar, un temor creciente venía siguiendo sus pasos. Las dudas le taladraban la cabeza. En el cuarto piso una de las aulas destelló una ligera luz, la vio, se inmovilizó ante ésta. Alguien, un conocido quizás. No se precipitaría, tomó su teléfono de nueva cuenta, marcó. Continuaba sin cobertura, sin comunicación, sin nada. Decidió ir hasta el aula, pensó inocentemente que esto podía ser una broma, podrían estarle jugándole una pasada, una broma. Lo que fuera, soportaría, necesitaba explicaciones, razones. La luz destellaba intensamente cuanto más se acercaba. Yendo a lado de los baños demolidos la luz se esfumó. Ya no avanzó. En cambio, murmullos, voces inentendibles saliendo de las otras puertas alrededor. Se acercaban, escuchó pisadas. No veía de quiénes provenían; voces de mujeres, de hombres, de niños. Pasando a su lado, evitándolo. Pausadamente dio media vuelta tratando de no inquietarlos. El regreso a las escaleras le parecía interminable. Empezaba sentirse perdido. Nauseas, un enorme hueco, el vacio crecía en la boca de su estomago. Parecía que sus pasos se fijaban al rojo suelo. Sintió un golpe en el hombro. Nada. Vendría un empujón por la espalda. Voces, personas andando, -no se ven- comienza a correr, tiene que salir. Las escaleras. Parece no llegar, es como si nunca hubieran existido. El pasillo es eterno, se introduce a un cuarto, escapando. Negro.
Las voces se han ido, quedando atrás. Es más seguro este cuarto, debe llevarlo afuera. Oscuro, apenas se observa el marco de la puerta, la entrada. Su escasa visibilidad es apoyada de su tacto. Palpando las paredes frías –guiándose- recorre tres muros, no difieren, sin accesos. Palpando la cuarta pared -sabe que hallará la puerta- por donde entró. Desapareció, no hay salida. El cuarto lo atrapó. No conocía los motivos de esta –pesadilla- situación, estar encerrado agravaba las posibilidades, el pánico lo cocía. Arrojó un manotazo acompañado de un desgarrador grito. El marco aparecía, la mano salió y chocó al aíre; se desequilibró, su propio peso lo venció cayendo fuera del cuarto: De rodillas, temblando mira el pasillo. Huyó despavorido, sin rumbo…
Llegó a un espacio de escasos y derrumbados muros; en uno de estos se desdibuja un viejo mural del tipo Rivera, mejor dicho del tipo sindicalista. Entre los restos se asomaba el bosque, su salida.
Saltó, una montaña de tierra al ras del piso amortiguó la caída. Estaba afuera. Bajó de prisa el alud y siguió al bosque. Tropezó en algo, casi cae. Es un zapato, una bota, inmediato estaba su par; a cualquiera de sus pasos huyendo proseguía otra prenda: los calcetines, la camisa, el pantalón, ropa interior. Un raro sombrero la última vestimenta. El trayecto de la ropa lo llevó a una vieja fuente, rodeada de pinos secos, hojas muertas. Tuvo la curiosidad de ver al interior de ésta, sabía que no debía hacerlo no ayudaría, lo mejor era irse pensó. Lo hizo, observó al interior. Vio lo que parecían unas piernas encogidas rodeando la oxidada salida del agua, se acercó a corroborar. El resto, un hombre desnudo en posición fetal. El rostro no se distinguía; afeitado de la cabeza. Respiraba, dormía. Comenzaba a despertar, pausadamente. El rostro era oculto por las sombras. Prefirió alejarse evitando hacer ruido. Aquella figura despertó. Se puso de pie, a espaldas de él. La cara no se ve. Antes de que volteara huye. Corre. No para, ni voltea. Está otra vez en el edificio. El miedo lo cegó y corrió a la deriva. Entró al edificio, imposible regresar al bosque. Tiene que esconderse, tiene que salir.
Bajó pisos que -en realidad- lo subían y subió pisos que lo bajaban. En algún piso decidió no subir-bajar-, ni bajar –subir- Lo recorrería, necesitaba ubicarse. Al lado, el hueco de un elevador. Calcularía su ubicación desde allí, evitando recorrer los pisos -quizá no estaba solo – Recordó. Tomándose, aferrándose a las paredes para no caer, se asomó. Experimentó ya haber vivido esto: el hueco del elevador, él observando. Ve que está a cuatro pisos tal vez. Miró hacía arriba, -lo vivió ya- alguien arriba miraba hacia abajo al mismo tiempo. Ambos se ven. Son el mismo. Sube bajando.
Entró a un piso. Evita las aulas. Puertas, muchas; el pasillo inmenso. No sabe qué hacer.
Está en aula mucho más grande que el resto, un auditorio. Ocho columnas de lado a lado, dieciséis sostienen dos balcones. Las columnas delgadas. Arriba, más puertas, muros rayados. Alguien corre por los balcones. Se detienen. Es el hombre de la fuente. Desnudo. Sonríe, lo ha visto. Su cara. Entra a una de las puertas, bajará, vendrá. Decidió saltar por una de las ventanas, escapar; estaba en la parte más alta, se mataría.
Apretó los ojos. Despertarse. Una pesadilla, eso tenía que ser. Es el único lugar donde puedes sentirte tan confundido y aterrado. Antes de abrir los ojos, se imaginó despertando en su cama. La tranquilidad, estar a salvo, en donde la existencia de los otros –de uno- daba sentido a las circunstancias. No tuvo sentido, al abrirlos, se hallaba en otra parte del edificio. Algo distinto en ese pasillo, no se conectaba a ningún lado; está abajo. Una estampida se escuchaba bajar, pisadas, fuertes. Las escaleras, recordó. Está en el primer piso, es la salida. Cruzó los ventanales, los mismos por los que entró; no lo podía creer, estaba afuera. Seguía el camino de tierra, la pineras. De vuelta a donde comenzó; andaría hasta el pueblo, se resolvería. No volteó ni un segundo, se apoyó tocando las cortezas de los pinos. Una le astilló la palma de la mano, se detuvo, hay alguien en el suelo, junto a sus piernas. Parece ser un hombre, no se mueve, huele mal. Hay sangre. Tenía su misma complexión. Llegó a percibir algo muy familiar en él. Estaba boca arriba, despedía un fétido olor. Se encuentra herido, el pecho. –Punzocortante- Su rostro. Un vértigo lo empalidece, desaparece la incertidumbre y llegan las respuestas de golpe, en imágenes: Esa mañana al despertar se encontraba solo, su esposa e hijos se fueron unos días a la casa de sus suegros (incidentes conyugales). Se bañó, se vistió e hizo una pequeña maleta. Aborda un autobús de la línea ordinaria. Pasaría el fin de semana en compañía de un amigo, el que vive en Perote. En la noche fueron a un bar. Fue su peor borrachera. Su amigo rendido le pidió que se fueran, le respondió que después lo alcanzaría. El bar, la barra no dejaba de moverse. Esos tres hombres acercándose, colocan una botella sobre la mesa, uno de ellos le pedí permiso para acompañarlo, asiente, sentándose los tres hombres a su alrededor. Terminada esa botella pidieron dos más. En ningún momento llegó a verlos borrachos, no le mencionaron sus nombres, hablaban muy poco. Tiró un vaso al querer levantarse de la mesa, el contenido alcanzó a uno de los hombres. Se disculpó para de inmediato despedirse, se encontraba infernalmente borracho; le pedían que se quedará, balbuceó -su mano negando-, se dirigió a la salida. Dio los primeros pasos tambaleándose en la calle, su cuerpo se mueve de lado a lado, su sombra permaneció quieta. Los tres hombres estaban a su espalda. Le ofrecieron llevarlo. Negó agitando la cabeza y articulando lo que pudo ser un gracias. No hay problema –dijo alguno- al instante alguien lo toma de la muñeca, torciéndole el antebrazo a la mitad de un omóplato. Un puño le cortaba y casi fracturaba su pómulo, lo arrastraron jalándolo de los cabellos hasta meterlo a una camioneta. Dos de los hombres lo custodian, van a sus lados, sentados; el del puñetazo se sube adelante, trae puestos unos lentes oscuros. Es una camioneta de doble cabina. Arranca. Los hombres de atrás lo observan, callados. Él tampoco dice una palabra, no da crédito a lo que está pasando. La sangre del pómulo abierto se combina con el sudor frio. La camioneta se incorpora a un camino de terracería. El silencio se rompe, toma valor y pregunta: ¿Adónde me llevan? ¿Qué quieren? Prosiguió el silencio y la camioneta siguió hasta un bosque. En alguna parte del camino la camioneta se detuvo, lo sacaron violentamente. Afuera lo recibió un cabezazo que le rompió la nariz en tres partes, cayó arrodillado recibiendo una patada de bota vaquera –el tacón- entre el mentón y el cuello. La punta de otra bota estrellándole las costillas a la altura de la tetilla. Una patada en medio de la espalda lo cimbró en el pasto al lado de un pino. Les ruega, les pide que dejen de golpearlo; en medio de sus lágrimas ve un edificio, cree saber dónde está. Lo levantan sujetándolo de ambos brazos y lo ponen de frente al sujeto de los lentes, éste mete su mano a la bolsa del pantalón, saca una fotografía, la observa, después se las entrega a los otros, la ven. Alguien dice “¿Cómo?” “A cuchilladas pa qué respete” –Responden. Lo amagan ambos hombres, el de lentes saca un cuchillo de entre sus ropas. El cuchillo entra a la boca del estomago, lo saca rápido cortando más tejido, intestino; clava ahora en las costillas fracturadas, esto permite que el cuchillo entre –corte- fácilmente el hueso. Se queda sin fuerza, lo incorporan, ahora entra la hoja en su clavícula izquierda, no entra tan fácil, duele el doble. Respira pausadamente, el aire se le va, se le va por la carne abierta. Asesta otra en el estomago –el hígado-, vendrían dos más en el pecho, murió antes. Dejan caer el cuerpo, quedando boca arriba al lado del pino, suben a la camioneta y se alejan.
Los primeros rayos del sol hicieron volar las moscas paradas en los labios, se posaron en otra parte fétida del cadáver. Su cadáver

lunes, 7 de junio de 2010

martes, 25 de mayo de 2010

Ma Rainey, madre del Blues

Art Bob: Ma Rainey

GERTRUDE Malissa Nix Pridgett, mejor conocida como “Ma Rainey” en la historia de la música pop gabacha, es considerada la Madre del Blues. Ella fue quien estableció las reglas para cantar el Blues. Ella creó el estilo de cantar el Blues. Estilo que aprendieron otras dos grandes: Bessie Smith y Billie Holiday (¿la Lady Day de Bob Dylan?).
Ma Rainey nació en Columbus, Gerogia, el 26 de abril de 1886. Y desde pequeñuela vivió en el arte. Sus papacitos eran cantantes de una compañía negra llamada The Rabbit Foot Minstrels. Adolescente aún, Gertrude Malissa NIx Pridgett asumió el nombre de Ma y el apellido Rainey. Este cambio sucedió porque Gertrude Malissa casó con un señor llamado Will y apellido Rainey, quien era miembro del grupo al que Ma pertenecía.
May Babe Ma Rainey acuñó la frase: “Got the blues this morning I want everybody to kneel in prayer… Lawd, Lawd”. Frase que Ma Rainey decía, antes de cantar, para disponer a la gente para que la siguiera en su blues, en su tristeza, en su melancolía, en su salvaje soledad.
(My Ma Rainey es la madre espiritual de dos de los grandes negros de Soul Music: Ottis Redding y Ray Charles, ambos nacidos en el sureño estado de Georgia).
Al recoger el blues tradicional y difundirlo, Ma Rainey le incorpora su verdadero sentido: la desesperación contra que los negros luchan para salir del infierno. Infierno que mitiga la heroína, la mariguana y el alcohol.
Ma Rainey la da a la vida un nuevo sentido, a través del blues; en vez de cantarlo desde la resignación lo canta desde la desesperación, una desesperación salvaje que expresa el envenenamiento del alma, el envenenamiento que son la soledad y el aislamiento, lo desgarrado que está en el corazón en este laberinto de la soledad que el hombre blanco ha edificado para servirles a ustedes.
Cantar el blues, para mi amada Ma Rainey, no es cantar el amor, al contrario ella le canta al desafecto, sabe que su hombre la destruye, sabe que su hombre le manda a talonear y cuando regresa a casa sin dinero, la corre.
Mi bella Malissa (¡te prometo que si la gloria me da una baby se va a llamar así, Malissa!) sabe que el blues es un grito de auxilio cuando el alma está destrozada y el corazón dañado. Es el único grito posible para, muy cristianamente, aspirar el cielo, a la salvación personal. Grito cínico desde la oscuridad entre una sociedad que en los años veintes (los grandes tiempos de Ma Rainey) sólo pensaba en la disipación. Grito negro entre una sociedad que educaba a los recién llegados para destruirse, entre el dinero y el whisky, la alcoba y el jazz, la muerte y el tedio.
Hay dos elepés (“Oh my babe blues: Ma Rainey” y “Ma Rainey, blues the world forgot”) que recuperan los blues-songs que Ma Rainey grabó en discos Paramaunt de 1924 a 1928.
Ambas joyas del blues –y de la música de todos los tiempos, para usar una frase ad hoc a los tiempos deportivos- están en la marca Biograph. Marca dedica a rescatar grabaciones de la música buena de los buenos viejos tiempos del blues, del blues que es… “This is blues, man: I got the blues everyday so get out of here, doncha bother me.” ¿Quién tiene el blues?

Nota: Artículo tomado del Magazine Dominical de Excelsior. Marzo de 1970.

martes, 4 de mayo de 2010

Entrevista mágico alquímica misteriosa Sr. Moore (parte 7) Final.

Creo que hasta cierto grado, hay una conexión íntima entre la magia y la consciencia. Habiendo tenido estas experiencias con la magia -o las cosas que creo que han sido experiencias-, el mejor modelo que se me ocurre respecto a la consciencia es que la consciencia es una forma del espacio. Hay una cita de la Revista Británica de Estudios de la Consciencia que parecía tomar una idea parecida: hablaba sobre algo llamado espacio qualla, pero parecía que estuviera hablando sobre algo de forma más ámplia. Decían que este espacio qualla era un espacio en el que se podía decir que tenían lugar los sucesos mentales, que es en gran medida lo que quiero decir con el concepto de "espacio" aplicado a las ideas.


Y bueno, para mí, sí, la consciencia es un espacio del que la mayor parte de nosotros ocupamos una parte muy estrecha... la mayor parte de nosotros no sale nunca del salón. Tenemos nuestro pequeño espacio privado individual en nuestra cabeza, tal y como tenemos una casa como un espacio físico privado. Pero la mayor parte de nosotros nunca salimos al aire libre. Permanecemos dentro de nuestra identidad propia. Sin embargo, la gente que es creativa, o que está buscando espíritus de uno u otro tipo, tiene que profundizar. Quiero decir, la mayor parte de la gente realmente no necesita nuevas ideas como parte de su rutina cotidiana, dependiendo de su tipo de trabajo o del tipo de persona que son. Es probable que las mismas ideas que tenían ayer funcionen hoy. Si eres un creador, o un científico, o cualquier tipo de persona que crea cosas, entonces tienes que mirar más en profundidad. Tienes que viajar más lejos, encontrar ideas que nadie ha encontrado antes. Ideas más raras. Y me impresiona que desde el amanecer de los tiempos, la humanidad ha sido casi consciente de esto de alguna forma. Cuando hablamos sobre consciencia, siempre lo hacemos con metáforas espaciales. Hablamos con bastante naturalidad sobre que las cosas están "en" nuestra mente, o "detrás" de nuestra mente, o "delante" de nuestra mente. Quiero decir [ríe], ¡no hay nada que tenga una parte de arriba, ni delante o detrás!


[Nota del Traductor: Aquí Alan Moore se despacha con alguna expresión más, que como "delante" y "detrás", sólo tiene sentido en la lengua inglesa. Lo cual deja un poco desnudo el argumento que intenta defender, el que se trate de algo que nos surge de forma natural, el hablar de la mente mediante metáforas espaciales.]


...Todo esto es espacial. No hay dentro, ni fuera, ni delante ni detrás [Nota del Traductor: "dentro" y "fuera" respecto a la mente implican cordura o locura en inglés]. Pero hablamos con metáforas espaciales de forma natural. Creo también que desde nuestras primeras épocas, hemos desarrollado un repertorio de técnicas que nos permitirían movernos más profundamente, interactuar más profundamente, con este espacio abstracto. Danza. Meditación. Ayuno. Flagelación. Drogas. Cualquier cosa que lleve a la mente humana a un extremo que se encuentre más allá de sus parámetros habituales. Técnicas que se me han ocurrido, o que he cogido de otra gente. Estamos hablando sobre la creatividad, y toda creatividad se encuentra en esa especie de reino del inframundo.


Otra forma de ver esto es decir que cada ser humano tiene su ventana al mundo, la ventana de sus sentidos. Tienes tu mente y tus sentidos. Tus percepciones. Esa es tu ventana al mundo. Ahora, mirando por la ventana de nuestras habitaciones y nuestras casas, no podemos ver al completo la realidad que hay fuera. Podemos ver las casas que hay a lo largo de la calle, un poco de cielo por encima, lo que sea. Entendemos que hay un mundo mucho más ámplio ahí fuera, pero sólo podemos ver esta pequeña parte de él. Ahora bien, usando esta ventana metafórica, el mago está intentando, quizá, cambiar el ángulo de elevación de la ventana. O ensancharlo. En cualquier caso, cambiar lo que puede verse a través de esa ventana. Bajo voluntad. Está intentando inclinar la ventana para que pueda verse reinos superiores, o inferiores. Eso es un hechicero. Lo que le ha sucedido a alguien que está loco es que se le ha roto la ventana. Con lo que ambos tienen la misma inundación de percepciones, sólo que el mago tiene una estructura para encajar estas percepciones. El mago tiene un pequeño sistema para archivar las cosas llamado "Magia" con el que puede poner todas estas cosas en cajones, sin que supongan una inundación. El esquizofrénico tiene gatos con rostros humanos que le hablan y figuras extrañas flotando por la habitación, y voces en su cabeza, y no tiene ni idea de dónde vienen. Esa es la diferencia entre la locura y la magia.


Ahora bien, hasta cierto punto, por su propia definición la magia tiene que ser de algún modo transracional. Tienes que ir más allá de lo racional para dar tu primer paso con la magia. Con lo que ambos mago y loco están hablando sobre el mismo territorio. Tienes que estar loco para ser un mago, pero tienes que estar loco de forma controlada. Tienes que estar... loco, deliberadamente. ¡No es nada bueno volverse loco por accidente! Para entonces será demasiado tarde. Vuelvete loco, de forma controlada, y podrías encontrar que estás llegando a alguna parte. [risas]


Arthur: Más allá del salón, como dijiste.


Tengo una buena racha con esto, y [ríe entre dientes] creo que sé por qué. El Ego es una cosa que tiende a volver insensatos a un montón de magos. Probablemente será mi propia perdición. De hecho, échale un vistazo el historial de quienes te precedieron. Obviamente, hay ciertos gajes del oficio a los que debes prestar atención como mago: tienden a morir locos, empobrecidos, en llamas, o los tres a la vez. Ocasionalmente, encuentras a alguien como Jack Parsons capaz de controlar al menos dos de esas tres cosas. [risas]


Arthur: Genial. Bueno Alan, y ahora la pregunta realmente importante: ¿qué demonios es esa especie de puño americano, esos anillos en los nudillos?


Mi novia Melinda Gebbie, ella me trajo una pieza maravillosa de armadura articulada para el dedo. Parecía un objeto maravilloso, pero totalmente estúpido por sí sólo. Parecía como si me hubiera dañado el dedo y tuviera algún tipo de prótesis. Así que tuve que rellenar el resto de los dedos. Se convirtió en una obsesión. Probablemente se trata del dramatismo gótico de un hombre en una etapa madura de la vida. Llegada cierta edad en la vida, encuentro que compensa desviar la atención de tu cara. [risas] Me gusta el aspecto que tienen, y también, nadie se mete contigo. (Aunque tampoco es que lo hicieran). Mis manos son armas registradas. Pesan un poco bastante. Todo ese metal, creo que está haciendo mis brazos más largos... [ríe entre dientes]. Así que, si quieres imagina... en los adoquinados callejones de Northampton, mientras se asienta el crepúsculo, imagíname trotando por el callejón con mis nudillos de metal arañando los adoquines y arrojando al cielo chispas en envolturas brillantes y cortadas. Una imágen escalofriante...


(Originalmente publicado Arthur. No. 4/May 2003)
Nota: Gracias a Caballero Locura Sinhué por rolar esta entrevista.

viernes, 23 de abril de 2010

jueves, 22 de abril de 2010

Conjugaciones


Cuando estoy conversando con otra persona, el ahora que para mí constituye lo que estoy diciendo coincide con el ahora que para el otro constituye lo que está escuchando, o viceversa, aunque la situación del que oye sea distinta de la que habla. Sólo por esto ya sería distinta; y si hay diálogo efectivo, la distinción sería alternativa, pero puede serlo de otros modos: porque el uno interrogue al otro responda, porque el uno sea hombre y el otro mujer, porque sea uno el maestro y otro el discípulo, etc. Pero además, puedo yo referirme a una persona ausente, y preguntarme ¿qué estará haciendo?, es decir qué actividades ocuparan su ahora mientras el mío está ocupado por mi referencia a él. Y por lo mismo, puedo preguntarme ¿qué hará después?, porque sé que, inexorablemente, su ahora tiene un después como lo tiene el mío, el cual pienso llenar con la realización de algún propósito, y por ello me pregunto cuál vaya ser el propósito que llenara el inevitable después del otro. (1941, Nicol)


Se diría que justamente lo que soy depende de lo que ya he sido, y que yo no podría ser como soy, ni proyectar lo que proyecto ser, si no hubiese sido ya antes de un cierto modo, el cual dio como resultado mi presente actual. Pero una cosa es que mi presente dependa existencialmente del pasado, lo cual es cierto, y la otra que el presente, como tal, pueda ser definido por el pasado. Aquí lo cierto es lo contrario: de cualquier modo que yo pretendiese definir al presente por el pasado, me obligaría a definir previamente el pasado y esto no podría hacerlo nunca sino a partir, justamente, del presente mismo. El pasado no sólo se cualifica desde el presente, sino en función de la realidad actual constitutiva de este presente. (1941, Nicol)

Nota: De Psicología de las situaciones vitales de Eduardo Nicol. Horrendo que mi futuro sea mi presente; ahora mismo lo es, ahora ya no, ahora es ya parte del pasado, más al referirlo es ya un presente. Tu ahora constituye lo que estarás haciendo. Esto.

lunes, 19 de abril de 2010

Entrevista mágico alquímica misteriosa Sr. Moore (parte 6)

Arte Winsor McCay



Arthur: ¿Cuánto podrías haber seguido escribiendo sobre estos infiernos?


Bueno, no lo sé. ¡Me alegra haber parado! [risas]. No quiero decir que no vaya a ir a sitios oscuros en el futuro. Pero sí, después de haber estado en las alcantarillas de la experiencia humana durante un tiempo, no hace daño refrescarse un poco.


Arthur: Otra cosa sobre tus estudios sobre magia. Parece que lo hayas hecho todo por tí mismo. Como un autodidacta.


Eso es cierto. Normalmente cuando la gente se aclimata a la magia, lo que se les recomienda que hagan es unirse a alguna orden mágica o aceptar un profesor mágico o un gurú. Nunca he sido de ese tipo de gente. Probablemente se debe a algún problema terrible de mi ego o algún tipo de arrogancia... pero cuando me puse a escribir cómics, lo hice mirando todo el tema desde fuera, y después ensuciándome las manos. Apenas jugando. Experimentando. Arremangándome y jugueteando con las cosas, sin preocuparme si fallaba. Como un juego. Así es como aprendí a escribir cómics. Jugaba con las ideas, hice estas cosas que no debía haber hecho. Nunca tuve realmente un gurú o un profesor. Nadie me enseñó nunca a escribir. Todo lo hacía observando y después aplicando mi inteligencia a mis observaciones. Así que, como esa es la única forma que conozco de aprender algo, cuando me estaba metiendo en la magia, pareció que era la mejor manera para hacerlo.


Y bueno, está la cuestión de la iniciación. Hay gente que te dice, "no puedes convertirte en un mago iniciado a no ser que estés trabajando a la sombra de magos más avanzados". No me lo creo. Quiero decir, fui iniciado el siete de Enero de 1994 [N. del T. al contactar y comunicarse con el dios-serpiente], y creo que fui iniciado por algo mucho más alto que los magos [risas]. Algo mucho más raro. No estoy realmente interesado en la opinion de nadie sobre la validez de mi sistema mágico. Es algo que he trabajado yo mismo y con la gente con la que he hecho cosas, y estoy preparado para demostrar lo que sea; si hago algo y la gente,... estoy bastante preparado para que la gente me diga, no, eso no es magia. O eso no es bueno. [risa suave]. Estoy preparado para hacerlo abiertamente, en un escenario, en frente de cientos de extraños y que decidan si es magia o no. Esa me parece la manera más justa. No evitar la crítica haciendo las cosas tan sólo en habitaciones oscuras con un par de colegas Iniciados. Hazlo abiertamente, donde la gente pueda ver lo que tienes bajo la manga. Donde puedan ver el humo y los espejos. Y donde puedan ver lo que parece auténtico. Ese es mi principio básico.


Arthur: Y como estábamos diciendo, los magos han hecho arte y representaciones,...


Aleister Crowley representó los Ritos de Eleusis en Londres, utilizando música, perfumes, cánticos, rituales, danza, tenía a Victor Neuberg bailando en esa. S.L. MacGregor Mather hizo unos Ritos de Isis. Juntó a la Sociedad Golden Dawn. Kenneth Anger, alguien a quien admiro mucho, él y otra gente que está ligeramente afiliada con él -Maya Deren-, este es el tipo de gente que ha tomado las viejas ideas de la magia y pensaron, "bueno, ¿por qué no aplicarles la tecnología que tenemos ahora? Eso es lo que hicieron siempre los magos anteriores a nosotros". El hecho de que todo nos parezca arcaico, es porque las cosas ERAN arcaicas [ríe] en la vida real. Si hubieran tenido acceso a la imprenta, a videocámaras y a equipamiento para grabar sonidos, ¡lo habrían usado! Estoy seguro de que John Dee habría sacado varios CDs con sus corales enoquianas. No tenemos que encerrarnos en el pasado. Kenneth Anger era lo bastante perspicaz como para ver que el formato película era a su manera, como cualquier forma de arte, una tecnología mágica. Puede utilizarse para crear efectos asombrosos. Mágicos, quizá.


Pienso que todo regresa al hecho de que originalmente no debió haber diferencia entre la magia y el arte. Cualquier forma de arte debe haber empezado como magia. Las artes visuales más tempranas que tenemos son las pinturas en las cuevas de Lascaux. Ahora bien, eso es chamánico. La forma en sí en la que estaban dispuetas las pinturas en Lascaux, tal que tienes que ir por una serie de pasillos muy estrechos, casi en cuclillas, antes de que llegues al centro de la cueva donde están estos dibujos maravillosos de animales. Debió haber sido como algún tipo de iniciación. Se te lleva a través de la oscuridad... y cuando llegas a la cámara central, probablemente iluminada por el fuego, no habrías visto dibujos de animales en la paredes: habrías visto animales volando por la habitación. Porque nunca habías visto antes un dibujo. Imagínate lo que sería la propia idea de representar antes de que la gente tuviera la idea de lo que es la representación visual. ¡Menudo acto mágico era pintar marcas en la pared de una cueva y que todo el mundo entendiera de que esa especie de línea jorobada era la espina de ese buey que matamos hace dos días! Y entender que una línea en una pared ERA de alguna forma el animal, quiero decir, eso es algo que no podemos entender ahora porque estamos acostumbrados a mirar a un dibujo y pensar, "si claro, bueno, es un dibujo. Es un dibujo de una vaca, es un dibujo de un caballo". Pero en aquel ENTONCES, menuda voltereta increíble de la consciencia, descubrir el arte para representar cosas, que por supuesto, lleva al lenguaje escrito. La primera gente en hacerlo habrían sido magos.


Mira lo que hizo Winsor McKay con Gertie el Dinosaurio, su primera película animada. Usaba trucos muy simples allí. Había uno en el que caminaría entre bastidores, y esto estaba calculado para que coincidiera temporalmente con una figura animada de McKay entrando e interactuando con su dinosaurio animado. Ahora bien, la audiencia en aquel momento, y esto es a principios del Siglo XX, creían en su mayor parte que realmente habían visto un dinosaurio en el escenario. No tenían el concepto de película animada. Incluso si el paisaje animado que habita el dinosaurio tiene un fondo que parece extenderse un par de millas, con un montón de pequeños lagos en la distancia... [ríe entre dientes]. Incluso aunque la gente en el cine sabía que las dimensiones del edificio eran apenas veinte metros antes de que llegaras a la pared real y al aparcamiento. De algún modo, sus percepciones, no tenían un concepto para una película animada plana. Les parecía que debía haber un dinosaurio en el escenario. Este gente son casi contemporáneos de los nuestros, así que... quizá eso nos da una forma de entender cómo afectaron esos dibujos en Lascaux a los primeros que los vieron, que no tenían concepto del dibujar en sí.


Y escribir, claro, debió ser una herramienta mágica increíble para los primeros que lo inventaron. ¡Debió ser como la telepatía! Habrías sido capaz de trasladar tus pensamientos a otra persona que estuviera a millas de distancia. [ríe entre dientes] Habrías sido capaz de grabar tus pensamientos relacionándolos con un momento temporal fijo. Incluso podrías haberlos grabado en órden. Esto es el principio de la consciencia humana. Y es a través de un acto mágico, y es a través de un acto artístico. Está la danza. Toda representación debió ser originariamente chamánica. En cierto sentido, todo viene de la magia. La magia es cierto tipo de ciencia inclusiva de la existencia, la cual rompemos y dividimos en partes, ya que siempre vamos muy por el lado del reduccionismo. Si no puedes entender la cosa al completo, rómpela en partes pequeñas que puedas entender. Así que la magia es el primer paso para todo, eso creo. Casi toda la aventura humana debió empezar en un contexto cuasi-sagrado.


También creo de algún modo que es hacia allí hacia donde vamos, también. Pienso que vamos hacia una especie de reintegración. Hablando qabalísticamente, los dioses de la magia y del lenguaje son los dioses de la ciencia. Mercurio es el dios de la ciencia; es también el dios de la magia. A veces me pregunto si quizá no ha habido tal dicotomía entre estas cosas, como la que imaginamos que hay. Quiero decir, sin duda hace más de dos o tres siglos, cualquier científico era un hechicero. Newton era alquimista. Porque por aquel entonces, la alquimia era una ciencia respetable.


Empieza a parecer como si, eso, como si la ciencia fuera el vástago de la magia, pero de alguna forma la ciencia se ha ido haciendo mayor, y siendo esta hija una mocosa un tanto desagradecida, ahora se avergüenza de sus padres, porque la Magia está ahí sentada en una esquina dibujando formas en el aire, murmurando encantamientos y babeándose la barba. Pienso que a la Ciencia, si pudiera, le gustaría tener a la Magia metida en un psiquiátrico, o en algún asilo de ancianos, en uno de esos sitios donde no le avergonzara así. Pero como suele suceder con los niños que se rebelan contra sus padres, cuanto mayor te haces más te encuentras con que te vas pareciendo a ellos...