Sé que tengo que hacer muchas cosas, esa misma presión me
hace pensar a detalle en cada una de estas cosas, después llego a la desesperación
de darle resolución a cada una de estas
cosas. Jerarquizar por relevancia, menester inmediato, mas resulta que en esos menesteres hay más cosas que hacer.
Vuelvo a pensarlas, reacomodarlas, son tantas como los pensamientos de toda una
vida, la mía para el caso. Entro entonces en una disyuntiva: resolver tales
cosas se vuelve el propósito o, hay la opción de desprenderse de tales cosas,
olvidarlas sin olvidarlas, es decir la regulación de la preocupación, de que
tales cosas volverán en formas, en episodios, en sucesos que yo seguiré
asociando a esas cosas que juraba haber olvidado, de las que juraba ya no
haberme preocupado.
Y entonces esas cosas me vuelven preso de planes para
hallarlas o encontrarles respuesta-solución; encontrar en las cosas es motivo
corriente de la condición humana, dar sentido a una cosa, a una epifanía que,
para otros es simple naturaleza de la realidad, casualidad. Entonces me dedico
entre recesos de la resolución de las cosas a ver, a husmear las cosas de los otros, de sus mundos, de sus
gustos, de sus miedos, de su similitud
en mí para acomodarse en otras cosas, así olvidando las propias hasta que el
sol cae.
Y en cosa de segundos me hallo escribiendo de tales cosas,
pensándolas pero condensándolas, resolviéndolas sin presiones, recordándolas
sin aprensión. Noto hasta este momento que me engaño, no puedo dejar de pensar
en el sinfín de cosas que me atan a este planeta de cosas; en donde las cosas
son antes que uno, en donde las acciones de dichas cosas son inseparables del
actuar de todos. En resumen, me parece que las cosas deben seguir su curso,
hasta perder su brío, su angustia, su gusto por vernos a nosotros como la cosa
que responderá -de millones- de formas a
las circunstancias otorgadas por ellas, las cosas. Nosotros en tanto (creo)
podemos dejar de pensarlas con el riesgo –comprado- de no existir, de volver a
la “paz” de una “conciencia cero”. La cosa sería cómo reiniciar esta nueva
etapa que, de entre tantas reformulaciones parece partir y finalizar en los
mismos hechos, los mismos escenarios, las mismas cosas.
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