martes, 19 de febrero de 2013
Notidisparates informa:
Diversos acontecimientos ocurridos en últimas fechas encajan perfectamente con señales apocalípticas no sólo inscritas en el Nuevo Testamento, sino así mismo en profecías, “premoniciones” inscritas y señaladas por pueblos prehispánicos, genios excéntricos, filósofos occidentales (tanto de la escuela griega como alemana) u otras culturas.
El desistir de Benedicto XVI en el continuar como líder de la Iglesia católica: si bien hay una aglomerada lista de razones del porqué lo hizo: pérdida masiva de feligreses por todo el globo, rigidez a modificar actitudes morales y éticas instituidas por la Iglesia que no tienen cabida en este nuevo mundo, cloaca destapada del miles de casos de paidofilia dentro de la institución eclesiástica, incremento de nuevos grupos y sectas religiosas ante las cuales la competencia se torna cada vez más difícil, anomalías financieras puestas en evidencia, información reveladora en la manos de un súbdito, mayordomo, cuestión de imagen y empatía, etc. Sea cual sea la razón alguien tendrá que ocupar la silla papal y sacar avante el desastroso momento que vive la política del Vaticano; entre los posibles candidatos se mencionan dos continentes como fuertes potenciales: África y América, el primero como signo de “tolerancia racial” (domino de un pueblo a partir de su fe. Funcionó satisfactoriamente en otras épocas porqué ahora no) y con América respondiendo al mayor número de adeptos en el mundo (México desbordado aún en esta fe y uno de los ejemplos iniciales de dominio). Llegará entonces el Papa Negro, el falso profeta, renovará las reformas internas de la Iglesia vistas en un catolicismo moderno, “distinto”. Mucha gente volverá a los templos, confianza y devoción al nuevo Papa. Nadie dará cuenta de sus oscuras intenciones que tendrán como propósito preparar los terrenos mentales, espirituales de los hombres ante una nueva era, la era de las tinieblas.
El descubrimiento de piezas, esculturas arqueológicas (perteneciente a la deidad del fuego) en la Pirámide del Sol: Teotihuacán subdivide al mundo en el día y la noche, en la luz y las tinieblas (la pirámide del sol y de la luna); pueblo sustentado en fuertes conocimientos astronómicos casi a la par de otra gran cultura: los mayas. Los aztecas serían consumidos por el poder y, si bien el sentido sacerdotal era de significación para este pueblo al final desestimaron mucho de sus creencias (dominación, conquista) sin que éstas hayan dejado de ser exactas y precisas, sobre todo en el carácter de holocausto o del fin de determinadas eras. Las deidades de fuego en sus diferentes representaciones alrededor del mundo tienen un designio primordial para con sus adoradores, este es la purificación: el fuego quemará, liberará para un nuevo resurgir (portador de vida), una nueva era. El Huehuetéotl ha vuelto desde el fondo de la tierra, desde el fuego purificador.
Asteroides y meteoritos: un rasgo que caracteriza a la humanidad a pesar de sus vastas diferencias determinadas en cada una de sus civilizaciones y grupos sociales es su arrogancia; su desbordada autoconfianza y su ego sobrestimado siempre le han puesto (por designio propio) muy por encima de todo ser viviente, muy por encima de su vulnerabilidad –HUMANA- . De vez en cuando esto se pone en prueba, quedando claro que no habrá poder humano, intelecto divino que pueda enfrentar la caída a millones de kilómetros por hora de un objeto de una masa colosal capaz de destruir un país, un continente o a la Tierra misma. En este año y en sus primeros meses uno pasó muy cerca del globo terrestre, otro más impacto en Rusia sin víctimas afortunadamente pero sí muchos lesionados.
Las estrellas, los cuerpos celestes caerán sobre nuestra existencia. Aplastaran nuestro improbable futuro.
Ídolo caído: es adorable cuando se –secuestran- toman fechas significativas para las masas y se hacen de ellas un escupitajo, se les marca con la hoja caliente de un cuchillo, dejando una cicatriz imborrable. Y es todavía más “glorioso” cuando el crimen se hace presente en la acción –las manos- de un ideal, de un ejemplo humano, de vida; deja claro la ambigüedad humana, su debilidad y su instinto animal (somos más de eso último que hombres). No somos dioses, jamás seremos perfectos. El tánatos, la destrucción comienza en nuestro interior, en los terrenos más oscuros de un corazón en tinieblas, en el corazón de un hombre de acero, de piernas de acero.
domingo, 10 de febrero de 2013
Los perros salvajes
Hace años tuve la posibilidad de leer a Clement en su famosa Operación Bolívar, ahora disfruté de sus Perros Salvajes. Edgar Clement es exponencial ejemplo del folclor, el truco –su truco- está en cómo presentar dicho folclor, cómo hablar del antepasado (prehispánico) sin caer en “cursilerías” históricas o comerciales, cómo hablar de lo que nos desgarra, cómo purgarse de tanta mierda, violencia y corruptela, cómo dar cuenta de manera atractiva, entretenida, contundente de que vamos patrás y que confundimos progreso por industrialización, homogeneizando identidad. Cabría decir que uno de los engranes mayormente logrados de este autor es el manejo simbólico, allí reproduce toda función mitopoyética, incluida la fervencia de la religiosidad y la imprudencia política y gubernamental (no es sólo nacional, jala parejo, es global a más no poder sin caer el rapto de fórmulas, cosa que se agradece bastante); tenemos entonces en sus Perros Salvajes el mito del Nahual (recurrente en Clement) que encara directamente; es canal para hablar de un sinfín de complejos de identidad, es canal de reclamo sin ánimo de contestarío, por mucho Clement se aleja de eso más no lo excluye: no excluye al narco, no excluye la pobreza, no excluye al “sistema”, no excluye la inconformidad, no excluye lo teológico, no excluye la herencia social, no excluye la distopía. Y allí nos lleva Clement en la consecuencia de sus símbolos (de sus expresionistas viñetas) que son nuestros símbolos, a veces poéticamente, en otras tantas muy drásticamente, trágicamente nos reconocemos en esos Perros, en sus nahuales, en una lucha que va cambiando de matices, de sentido eso sí siempre místico.
En cada página de esta obra vemos a Castaneda, vemos la nota roja. Los Perros Salvajes son como colocar un gran espejo en lo alto del cielo, el cielo de nuestra tierra, de nuestro pueblo. No siempre lo que vemos o reflejamos es agradable pero al final somos nosotros.
En cada página de esta obra vemos a Castaneda, vemos la nota roja. Los Perros Salvajes son como colocar un gran espejo en lo alto del cielo, el cielo de nuestra tierra, de nuestro pueblo. No siempre lo que vemos o reflejamos es agradable pero al final somos nosotros.
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